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lunes, 9 de junio de 2014

MARACANÁ, EL OTRO MUNDIAL. Por Julio Dornel Nota 13.

                                                   Escritor y periodista Julio Dornel





Llegamos a la final con la celeste habituada a los grandes triunfos y codeándonos siempre con la gloria que habíamos conquistado en Holanda y Francia. Faltamos a las citas europeas y luego nos dieron la espalda, sin tener en cuenta el esfuerzo realizado por Brasil. Sin embargo el éxito fue total. Largas colas de aficionados suplicaban por una entrada hasta el amanecer. Con el optimismo de siempre llegamos al 16 de julio, fecha culminante de una historia cargada de romanticismo. Lo señala Chetto Pelliciari (relator de Radio Sport) “Yo llegué a las 9 de la mañana al estadio y me resultó difícil llegar hasta el lugar de transmisión y como no teníamos cabina debimos instalar los equipos sobre el techo de las que usaban los brasileños. También recordamos que el día anterior a la final estuvimos en la concentración brasileña y Flavio Costa nos manifestó su optimismo pero reconociendo que los uruguayos son muy peligrosos, grandes rivales y con categoría de campeones. Lo demás es conocido, aguantamos el chaparrón de los primeros 20 minutos y cuando al comenzar el segundo tiempo llegó el gol de Friaza, recordamos que Obdulio “cortó el festejo” y con la pelota bajo el brazo, hizo el tiempo necesario para tranquilizar el equipo, mientras reclamaba una falta inexistente. Vino luego el gol del Pepe Schiaffino y la corrida imparable de Chiggia para convertir el gol de la victoria que conmocionó al mundo”.



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