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jueves, 26 de junio de 2014

Mordiendo su futuro…por Lilly Morgan Vilaro

Finalmente la FIFA decidió sancionar al jugador de fútbol uruguayo, Luis Suárez, por haber mordido a un rival durante el partido disputado entre la selección uruguaya y la italiana.
Tal vez exageraron un poco con las sanciones, si bien supongo que tuvieron en cuenta las veces anteriores en que Suárez había hecho exactamente lo mismo en otros partidos y con otros rivales en Inglaterra.
También supongo que pesó en la balanza la necesidad de la FIFA de parecer como una entidad íntegra, seria y éticamente correcta. Cosa que todo el mundo sabe que no lo es.
Y podría ser que también influya el deseo de la FIFA de que el ganador de la Copa sea Brasil, y el equipo uruguayo con Suarez adentro, hacía peligrar mucho ese final deseado.
Pero todo eso, que suena asquerosito y vaya si lo es, no quita que quien se buscó la sanción, fue el propio Suárez con su mordisco al hombro del italiano.
Y creo que él debería haber evaluado eso antes de hacerlo. Tal vez esperaba solo una tarjeta roja. Tal vez pensó que no se vería. No lo sé. Ni idea.
Pero su mordiscón y la sanción, no solo ha afectado la moral de sus compañeros de equipo, quitado chances de un posible segundo Maracanazo, cosa que espero no sea así, sino que también ha afectado su propio futuro profesional.
Y hay algo más que me preocupa de todo este tema.
Los uruguayos en su grandísima mayoría, han salido a apoyar a Suarez en forma incondicional. Ya sea negando que el mordiscón haya existido, o justificando con diferentes y variados argumentos, su accionar.
Le están diciendo a una persona que obviamente no sabe controlar sus enojos o broncas, provenientes de algún problema de su infancia, que según los que dicen conocerlo, fue bastante traumática, que puede hacer lo que quiera porque se lo van a perdonar igual.
Simplemente, porque es un buen jugador de fútbol y, en este caso, podría haber llevado a la selección uruguaya a ganar la Copa Mundial.
Me hace acordar a lo que sucedió en Argentina, tanto con Maradona como con Carlos Monzón.
A nadie le importó que “el” Diego se estuviese drogando hasta las pestañas y haciéndose bosta con la droga. El tema era que fuese al Mundial. Y así el mundo entero pudo ver su cara desaforada por TV festejando su gol, antes de que el control anti doping le diese positivo.
Carlos Monzón era un hombre golpeador. De mujeres, más allá de golpear a sus rivales en el ring. También provenía de una infancia carenciada y difícil. Los expertos decían que sacaba sus broncas sobre el ring y que por eso era tan letal.
El problema era que también lo hacía fuera del cuadrilátero y contra sus mujeres. Pero nadie decía nada porque era el campeón del mundial. Y él lo sabía.
La primera vez que su mujer, Alicia Muñiz, cansada de tanto golpe, se animó a denunciarlo, Monzón quedó libre a la media hora. Lo liberaron en la comisaría sin registrar la denuncia.
Carlos volvió a la casa y le rompió el alma a Muñiz, mientras le decía que él era intocable. Que él podría matarla y no pasaría nada. Todos sabemos el final de esa historia.
No estoy diciendo que Luis Suarez sea un violento o un mordedor fuera de la cancha. Pero si no sabe manejar su temperamento cuando se enoja, no me gustaría estar cerca.
Y cuando no sea más un famoso goleador, no sé si todo el mundo estará tan dispuesto a perdonar sus mordidas. Flaco favor se le hace si no se lo ayuda ahora con algo que, evidentemente, es un problema que él no sabe, no quiere o no puede controlar. L.M.V.

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