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jueves, 19 de junio de 2014

EL FUERTE DE “SAN MIGUEL” Por Julio Dornel

                                               Escritor y periodista Julio Dornel






Con los atractivos naturales  que suelen ofrecer las localidades pequeñas, podemos destacar a 18 de Julio, por el orgullo  que sienten sus habitantes, al disponer de varios lugares de indescriptible belleza. Entre varios, podemos destacar el Fuerte de San Miguel, Cerro Picudo y El Vigía,   donde se pueden observar las bellezas naturales que circundan la zona, lejos del torbellino urbano. A pocos metros de la ruta 19 el Museo Criollo queriendo esconder valiosas piezas de nuestro pasado histórico,
Ubicado a 350 kilómetros de Montevideo el histórico Fuerte de San Miguel se ha convertido en una de las mayores atracciones del turismo rochense, ofreciendo dentro de sus petrificadas murallas verdaderas reliquias de nuestro pasado histórico. Cabe señalar además que las 865 hectáreas integradas al Parque le confieren una característica especial que conjuntamente con El Potrerillo representan la mayor reserva de especies autóctonas de nuestro país. Debemos agregar  que los “cerritos de indios” existentes en el área próxima le confieren  una riqueza arqueológica  de estimable valor. Por este motivo los técnicos que han visitado la zona (DINAMA, Programa de Conservación de la Biodiversidad y Desarrollo Sustentable de los Humedales del Este  (Probides)y el Servicio de Parques del Ejército)  coinciden en señalar que se trata de una belleza agreste que se debe preservar. Este parque existe desde el año 1937 cuando se procedió a la expropiación de algunas áreas particulares que pasaron a ser administradas por la Comisión de Conservación y Restauración pasando  luego al Ejército Nacional.
Corría el año 1737  cuando la expedición del Brigadier Silva Paes decide levantar un fuerte  en las Sierras de  San Miguel consistente en un cuadrado con cuatro baluartes, con foso y puente levadizo ajustándose  a las reglas  de la escuela de fortificación de la época. Su construcción fue de menor resistencia  al de Santa Teresa  teniendo en cuenta que estaría destinado fundamentalmente a observar los movimientos de los españoles. Con el paso de los años el Fuerte fue perdiendo su importancia inicial hasta que en la tercera  década del 900 se dispuso su reconstrucción y la reproducción de los principales aspectos de la época. Es fácil observar en la actualidad porcelanas del siglo XVIII, colección de premios y condecoraciones, habitación del capellán, alojamiento para oficiales, uniformes militares, cañones, réplicas de fusiles, barriles de pólvora y una impecable ornamentación  de la Capilla dedicada  a San Miguel.
Desde las petrificadas troneras los cañones siguen apuntando hacia el enemigo imaginario que avanza desde Brasil, como sucediera hace más de 200  años.
La antigua capilla del Fuerte sigue siendo uno de los lugares más visitados por el turismo que llega diariamente al Fuerte. En las notas gráficas podemos observar troneras y cañones que se mantienen amenazantes, ante la presencia imaginaria de nuevos invasores. El Fuerte con sus museos representa en la actualidad la máxima atracción turística de la zona fronteriza y uno de los mojones más importantes de la arquitectura militar del siglo XVIII.

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