elMontevideano - Laboratorio de Artes
El 24 de agosto se realizó en la Facultad de Humanidades el espectáculo multimediático Circo volador, co-producido por el Movimiento Cultural Eduardo Darnauchans / Canción de muchacho, elMontevideano Laboratorio de Artes, el Grupo Editor Conjunto, la Escuela Popular de Cine y Pocitos Libros.
La muestra incluyó la presentación del tercer número de la revista Tertulia lunática, que edita el Mov. Eduardo Darnauchans, y dos libros co-producidos por el Grupo Editor Conjunto y elMontevideano Laboratorio de Artes: el poemario Estrellas libres de Martín Salaberry (auspiciado por el Bandes) y la compilación narrativa de los relatos y nouvelles completos de Hugo Giovanetti Viola titulada 130 bisontes brillando en la pared de la caverna.
La música estuvo a cargo del guitarrista clásico Pablo Novoa y la banda Melisma, actuando además Darío Acosta como cantautor invitado.
En el entorno del salón de actos también se expusieron obras plásticas de Haugussto Brazlleim, y al final del espectáculo fueron exhibidos tres cortometrajes realizados en la Escuela Popular de Cine (bajo la dirección de Álvaro Moure Clouzet) por Ana Clara Ferrando, Leonardo Silveira y Cynthia Patiño.
La siguiente entrevista fue realizada a Federico Coore y Felipe Leites, dos miembros del colectivo Eduardo Darnauchans.
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¿Cuándo y cómo surge la idea de conformar el Movimiento Cultural Eduardo Darnauchans / Canción de muchacho?
El Movimiento comienza a germinar en el año 2012. Por un lado existía (y sigue existiendo, ahora con el nombre de Melisma) el proyecto del colectivo musical Zellig.
Algunos de los integrantes de este grupo militábamos en una de las
agrupaciones de estudiantes de la FHUCE, en donde conocimos al resto de
los compañeros con los que conformaríamos posteriormente el Movimiento.
Y ya hace un año, desde que nos nucleamos en Zellig (que
en aquel momento estaba integrada por Pablo Cortazzo, Shubert Silveira,
Haugussto Brazlleim, Federico Coore y Felipe Leites) tuvimos la
necesidad de lanzar una revista que en principio tuviera un contenido
ARTÍSTICO variado.
Queríamos
darle valor a las cosas DE ACÁ, URUGUAYAS, que existen, y a veces no se
conocen y quedan lamentablemente rezagadas frente a la avalancha de
productos internacionales impuestos por el poder hegemónico del
establishment global, que nos impide acceder a un mínimo conocimiento y
valoración del trabajo nacional.
El
número piloto de la revista (que nunca vio la luz por muchos motivos,
aunque actualmente conservamos el diseño del diagramado y el logo
originales) lo armamos en dos días, entre todos. En un principio iba a
llamarse La Caverna Lunar, como le decíamos a la casa de
Haugussto Brazlleim, donde nos reuníamos con la banda a ensayar,
debatir, escuchar música, mirar películas y leer poemas propios y de los
grandes POETAS hasta altas horas de la madrugada.
Y
en una de esas reuniones (a las que Haugussto llamaba “tertulias de las
de antes” y Felipe el cinéfilo “la sociedad de los poetas muertos”),
mientras nos divertíamos escuchando cómo Pablo Cortazzo nos ganaba las
discusiones a todos, recordamos un hecho muy singular que nos había
pasado en un ensayo de coro liceal en 2009. En determinado momento,
mientras estábamos tocando The fool on the hill, vimos encima de
un piano un libro sin tapas y con las hojas doradas por los años y nos
abalanzamos a leerlo. Lo extraordinario fue que no entendimos una sola
palabra de los poemas que había allí adentro, aunque aquello nos enfrió
las entrañas y nos mordió los huesos. Y justamente el poema que apareció
cuando abrimos por tercera vez aquel libro fosilizado fue Tertulia lunática.
Bueno,
la misma noche que recordamos esa anécdota decidimos adoptar ese nombre
para la futura revista y Haugussto dibujó el logo y todo, aunque nadie
sabía que el autor del misterioso libro sin tapas era nada menos que
Julio Herrera y Reissig, uno de los maestros fundacionales del gran arte
uruguayo que con el tiempo llegaron a admirar como referente de su
vanguardia nada menos que Federico García Lorca, César Vallejo, Vicente
Aleixandre, Rafael Alberti y Pablo Neruda.
Y
cuando la noticia del emprendimiento llegó a oídos de nuestros
compañeros de militancia Liber Borroni, Santiago Manssino y Marcelo
Otón, ellos nos propusieron la conformación de un Movimiento Cultural
que se llamara Eduardo Darnauchans / Canción de Muchacho (por
tratarse de una figura emblemática de la cultura nacional,
ex-estudiante de Humanidades y lamentablemente muchas veces tan olvidado
o ninguneado como el propio Julio Herrera y Reissig) y en febrero de
2013, a 50 años del lanzamiento del primer disco de Los Beatles, empezó
una movida que terminó por desplegar actividades multimediáticas
¿Qué repercusiones ha tenido ha publicación de los dos primeros números de la revista Tertulia lunática?
¿Sienten que hay gente que los comprende y que existía una necesidad de
tomar como referentes arquetípicos a figuras de la cultura mundial y
uruguaya no precisamente favorecidas por la moda posposmoderna que
digita el establishment con cielorraso frívolo o hiperracionalista o
academicista al estilo sorbónico o yanquilandesco?
En
lo que refiere a lo “cuantitativo”, podemos decirte que los primeros
números se han agotado (aunque ese dato no nos aporte una información
“profunda”, digamos). Y respecto a lo “cualitativo”, hemos tenido en
general críticas gratificantes y alguna que otra crítica constructiva.
Otra pauta nos la da el hecho de la gente que se ha ido sumando al
Movimiento a partir de la lectura de la revista. Si bien no podemos
saber qué comprende qué de quién, podemos decir que nuestra publicación
ha revuelto el puchero, en el sentido de que ha dado que hablar y ha
propuesto una resignificación de una forma dialéctica de lo eterno.
La
necesidad del arte, creemos, siempre ha existido. Y actualmente, en
esta posmodernidad líquida que amenaza alarmantemente con ahogarnos,
parece ser de urgencia inmediata la regeneración de los grandes relatos,
de la esperanza, en fin: del no resignarse a resignarse.
En la portada del segundo número de Tertulia lunática se advierte que es necesario leer al volumen máximo, además de reivindicar irónicamente la presencia militante de una juventud no apática. ¿Cuáles serían los rasgos esenciales de esta actitud enamoradamente transformadora que se está reclamando?
Esa
apatía que tantos jóvenes trasuntan en relación con la transformación
revolucionaria de la sociedad y la defensa de la vida plena, se produce
muchas veces por culpa del bombardeo de los medios masivos de
comunicación que digita el propio establishment. Pero también existe una
actitud cultural contraria, liberadora y combativa, porque no toda la
juventud “se deja llevar” hacia esa estigmatización, y nosotros tratamos
de demostrar la existencia y la vigencia esta contracorriente a través
de la ironía necesaria.
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