Se terminaron las
especulaciones. Los favoritos y los resultados anticipados en base a
los antecedentes o las integraciones de las selecciones ya no
cuentan. Todo comienza de cero, confirmando un fenómeno que no
tiene explicación. Durante los últimos días hemos apuntado al
Mundial de Brasil, haciendo desfilar por estas páginas distintos
equipos, jugadores y personajes vinculados al más popular de los
deportes. Maracaná, varias selecciones, Obdulio, Ghiggia, homenajes,
cosas del fútbol, que se han integrado al mayor espectáculo del
mundo deportivo. Fotos de los ídolos, reportajes, pronósticos de
nuestros lectores y una veneración casi religiosa a nuestros
gladiadores. También han desfilado grandes equipos eliminados por
los más débiles, generando circunstancias que se irán a reiterar a
partir de mañana en las sedes norteñas. Seremos testigos nuevamente
de tardes gloriosas que solamente el fútbol puede regalarnos, con la
aparición de algún botija de barrio humilde, provocando con sus
goles el delirio de las hinchadas. Todo será igual, pero distinto.
Goleros agazapados, zagueros rudos y delanteros melenudos,
insolentes y con hambre de goles. De la misma forma que todavía no
imaginamos cuál será el ganador de la Copa del Mundo, tampoco
queremos imaginar cual será el resultado final de las grandes
movilizaciones que amenazan diariamente las estructuras del evento.
Es imprevisible imaginar cuál
será el camino que tomarán
estas movilizaciones para lograr sus objetivos sin alterar el orden
público y el normal desarrollo de las competencias. Por el momento
se siente solamente el grito de millones de funcionarios que reclaman
sus derechos y las promesas formuladas por el gobierno hace varios
meses. El grito reivindicativo se hace sentir, justificando reclamos
largamente postergados.
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