La seguridad sigue siendo uno de los problemas más
importantes que enfrentan actualmente las autoridades que tienen a su
cargo la organización del próximo mundial. La estructura de algunas
ciudades (sedes) el tránsito
y las dimensiones gigantescas que se están montando en materia de
seguridad, no serán suficientes para evitar las manifestaciones que
se vienen programando para desestabilizar el evento. También existen
temas menores que llegado el momento pueden transformarse en
elementos de violencia como lo son el transporte, teniendo en cuenta
la suspensión de clases y días no laborables que se piensan
otorgar para que el pueblo concurra a los espectáculos. En las
actuales condiciones se hace muy difícil montar un esquema de
seguridad que contemple las áreas señaladas. Pese a las
dificultades existentes, confiamos que la gran potencia encontrará
los mejores caminos para que el pueblo pueda disfrutar de una
verdadera fiesta del fútbol
y que el país todo se sienta orgulloso de poder ofrecer un gran
espectáculo deportivo. Sin embargo las manifestaciones que se vienen
realizando y las recientes amenazas contra el mundial nos traen el
recuerdo de los Juegos Olímpicos de Munich
(Alemania Occidental) en el año 1972, cuando la seguridad montada
no pudo evitar la mayor tragedia en la historia de estas competencias
deportivas. Para los locales era más que un juego y había que
respaldar la competencia con un impresionante aparato de seguridad.
Sin embargo el 5 de setiembre una organización terrorista
denominada Setiembre Negro, invadió la Villa Olímpica dirigiéndose
al edificio que ocupaba la delegación de Israel, matando dos
deportistas y secuestrando a nueve integrantes de la delegación.
Horas más tarde el Canciller alemán señalaba que las tentativas de
acuerdo habían fracasado y finalmente los 9 retenes perdieron la
vida. Cabe señalar que en el enfrentamiento perdieron la vida
también cinco terroristas. Sin entrar en mayores consideraciones
deseamos que Brasil pueda ofrecer un gran espectáculo deportivo. Sin
embargo las crónicas policiales siguen en aumento, mostrando
diariamente hechos delictivos y situaciones de extrema violencia, que
hacen peligrar el normal desarrollo de un espectáculo deportivo, que
debería ser un verdadero ejemplo de integración mundial.
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