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domingo, 6 de octubre de 2013

“Era hora: hasta acá llegamos con el Pepe”

UPM-REPERCUSIONES

Diario La Nación (Arg.): “Era hora: hasta acá llegamos con el Pepe”

05.10.2013

BUENOS AIRES (Uypress) — En Argentina continúan las repercusiones por la autorización de Uruguay a UPM para que la empresa aumente su producción de celulosa; así como las críticas al Gobierno de Cristina Fernández por las decisiones tomadas en el pasado y ahora.

Este sábado, el Prosecretario General de Redacción del diario argentino La Nación, Carlos Reymundo Roberts, publicó una columna de opinión al respecto.
Compartimos la nota completa:
De no creer
Era hora: hasta acá llegamos con el Pepe
Bien, bien, bien. Era hora de que frenáramos a los uruguayos , de golpear con el puño sobre la mesa y decir basta. ¿Hasta cuándo íbamos a soportar que las aguas del río Uruguay, contaminadas por los efluentes venenosos de la pastera Botnia, o ex Botnia o como se llame ahora, siguieran produciendo mortandad masiva de peces, ganado, pájaros y hasta de la gente desprevenida que se da chapuzones allí? ¿Hasta cuándo íbamos a permanecer callados ante este verdadero desastre ambiental y humano? ¿Hasta cuándo, eh?
Al ver, esta semana, que la cosa se ponía espesa, más espesa incluso que esas aguas putrefactas y asesinas, Cristina tomó las riendas de la negociación y se sentó a parlamentar con elPepe Mujica. Lo bien que hizo. Se sabe la fluida relación que tiene con el Pepe. Se sabe que -magnánima, cero rencorosa- hace rato que le perdonó aquel célebre exabrupto: "Esta vieja es peor que el Tuerto" . Se sabe que ella es amiguera, pacífica, querendona, que ama el diálogo y huye del conflicto. Asumió, pues, la conducción del pleito. Puso allí su inteligencia y su cuerpo. Hizo eso? un ratito, hasta que todo quedó peor que antes. Estos uruguayos no entran en razones. Entonces le tiró el muerto a Timerman, con una orden certera: "Rompé".
El canciller, convengamos, no es un tipo de excesivas luces, tiene una idea sólo aproximada del oficio y una colección completa de traspiés y papelones, pero si algo le sale bien es eso: romper. Detesta la parte de su trabajo que lo obliga a ser diplomático, y disfruta cuando la señora lo saca del rincón y lo llama a pelear. Ahí aparece un hombre creativo y lanzado: el Timerman bravucón que todos queremos y que el país y las circunstancias reclaman.
¿Lo vieron en la Casa Rosada, el miércoles, durante el anuncio de que recurriremos a la Corte de La Haya? Enfrentó a la prensa -quiero decir, se puso enfrente, porque no le dejó abrir la boca- y explicó las causas del reclamo argentino. Un rato antes se las habían explicado a él, y se largó a decirlas. No hay que reparar en que hizo un matete con la profusa difusión de datos técnicos, sino en su perfil adusto y pendenciero. La gravedad que le pedía la hora. Me hizo acordar al gesto de fighter con el que encaró, alicate en mano, a un avión militar norteamericano en Ezeiza, en febrero de 2011. Los gringos aprendieron la lección: no molestaron más. Entre las hipótesis de conflicto que hoy tiene el Pentágono están Irán, Siria y Timerman.
Así, seriecito, nuestro canciller dio a conocer en la Casa Rosada los resultados de los estudios hechos en el río Uruguay por técnicos argentinos, según los cuales de sólo mirar esas aguas a uno ya le duelen los ojos. Después de divulgarlos, funcionarios uruguayos dijeron que los datos son truchos. Indigna actitud. Para que sepan, las investigaciones fueron hechas con el mismo rigor con que se miden la inflación y el crecimiento del PBI.
Muchos se preguntan si hacía falta tanta puesta en escena con Uruguay, un país vecino, hermano y socio, y además un país al que no se le conoce vocación de convertirse en una amenaza a nuestra integridad. Yo creo que sí, que hacía falta subir el tono de voz y decir: hasta acá llegamos. Detrás de esa bonhomía, esa sonrisa fácil, esa forma de vestir excesivamente "no me importa nada", el Pepe Mujica empieza a perfilarse como un depredador y un lobbista a sueldo de abyectas multinacionales.
A Cristina nunca le gustó tanta alharaca de tipo sencillo, sin un mango, que tiene un autito de morondanga, va a hacer las compras y toma sopa en los bares. No le gustaba porque ella no quiere que le ganen en sencillez, y además siempre sospechó que era una fachada. Ahora lo confirmó: el Pepe es un embustero que trabaja para el capitalismo más salvaje.
Otro tema que nos puso mal es la acusación de que estamos haciendo todo esto por motivos electorales. Falso. Acá todo el mundo sabe que la señora gobierna pensando en la historia, incluso en su historia, y no en las elecciones. Además, no hace falta recurrir al nacionalismo y a bravuconadas porque la campaña va muy bien. A Massa lo estamos haciendo entrar en razones a los hondazos, Insaurralde ya no tiene que presentar el documento de identidad para que lo dejen hablar en los actos y Scioli nos asegura que la diferencia entre ambos no es de 18 puntos sino, como mucho, de 17.
Nuestra bronca con Botnia y con el gobierno uruguayo no es testimonial: es genuina. Créannos. Ya antes nos enojamos con LAN y el gobierno chileno, con Vale y el gobierno brasileño, con Repsol y el gobierno español. Tan enojados estamos que volvimos a recurrir a la Corte de La Haya. También estamos en la Corte de Estados Unidos por los fondos buitre, en el tribunal del Ciadi por juicios de decenas de empresas, en nuestra propia Corte por la ley de medios y fuimos al Tribunal del Mar por la Fragata Libertad. No hay nada que hacer: cuando te gobierna una abogada exitosa vas de pleito en pleito.
El conflicto con Uruguay tiene, no puedo negarlo, un aspecto que no sabemos cómo manejar: Víctor Hugo Morales. Es un todo servicio, alguien siempre dispuesto al sacrificio, pero... ¿Mi opinión? Esta vez al gran relator hay que apartarlo del relato.

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