En diálogo con En Perspectiva la profesora Sonia
Cáceres (directora del Liceo 22 de Montevideo) y su colega Ángel Ramos
(director del Liceo 4 de Maldonado) reflexionaron sobre las recientes
cifras de repetición que se conocieron. Al respecto concluyeron que "el
modelo iluminista francés ya está agotado" y que hay que apostar "a la
formación en competencias", formato al cual "le seguimos dando la
espalda".
Obligado por un fallo de la Justicia, el Consejo de Educación Secundaria divulgó los niveles de repetición de cada uno de los liceos públicos de todo el país. La información, que hasta ahora era reservada, mostró una realidad preocupante: en promedio el 32% de los alumnos repiten o abandonan los cursos y esta proporción viene aumentando en forma sistemática año a año.
Las cifras aportadas por Secundaria permitieron, entre otras cosas, descubrir las enormes diferencias que exhibe el sistema público: mientras algunos institutos tiene un índice de repetición mínimo, mejor aún que los privados, en el otro extremo hay liceos donde más de la mitad de los estudiantes repiten.
La profesora Sonia Cáceres, directora del Liceo 22 de Montevideo (donde el año pasado los no promovidos fueron el 44% de los alumnos) y el profesor Ángel Ramos, director del Liceo 4 de Maldonado (que es el centro que tiene la proporción más baja de no promovidos de todo el país: apenas 4.4%) entienden que parte de la realidad actual responde a que “el modelo iluminista francés ya está agotado” y que hay que apostar “a la formación en competencias”, formato al cual “le seguimos dando la espalda” en Uruguay.
“No podemos negar que actualmente el nivel socioeconómico pesa en el resultado de la educación. Nuestra sociedad exhibe un nivel de fragmentación muy importante y ha cambiado mucho en los últimos años”, expresó Ángel Ramos.
Ramos entiende que en Uruguay “no nos hemos preparado para estos cambios que se viven hoy” y por tanto “seguimos visualizando las instituciones como a las de otrora, basadas en el modelo iluminista francés”.
El director del Liceo 4 de Maldonado recordó que cuando el tomó la conducción de ese centro de estudios “más del 60% había repetido alguna vez. Eso me dio una gran preocupación”. En tres años de trabajo “bajamos la cifra de repetición al 20% y en los primeros 5 años bajamos al 10%. Por 2005 llegamos a tener cerca del 1% de repetición”.
La realidad relatada por Ramos demuestra, según él, que “lo más importante es la retención, nos deberíamos preocupar de retener a los estudiantes, ya que acceden a nuestras instituciones con muchas deficiencias”.
En ese contexto el director del Liceo 4 de Maldonado entiende, además, que “seguimos mirando al modelo iluminista francés, de espaldas el modelo de formación en competencias”.
En ese centro de estudios de Maldonado “la clave fue el trabajo en equipo real, no como mote, fortalecido cuando miramos la evaluación de los resultados, no viendo a la persona en el aula como un puzzle sino como ser integral”.
Para revertir la situación actual “lo primero es fortalecer el proceso institucional y además avanzar en el aprendizaje por competencias, que muchas veces ha tenido mala prensa (más que nada desde el sector de los positivistas). Ese aprendizaje por competencia apunta al saber hacer, que es la clave de las competencias”, sostuvo.
Ramos entiende que en su Liceo “no se parte de la base de lo que los alumnos tendrían que tener, como forma de justificar los malos resultados. El liceo debe asumir lo que antes no se asumía, para poder cumplir con la máxima de tener incluidos en el liceo a todos los chicos. Lo primero es saber que somos responsables de los sujetos que ingresan y algo tenemos que hacer”, sentenció.
Por su parte la profesora Sonia Cáceres relató que al momento de asumir la conducción del Liceo 22, el año pasado, “mejoramos en ocho puntos los números que se tenían. Estábamos en 53% y ahora tenemos un 44% entre repetición y deserción”.
Cáceres entiende que el país está “de espalda a los grandes cambios, ha habido intenciones en la enseñanza media de trabajar en competencias, de aprender para comprender” pero aún “estamos en un modelo positivista con 40 chicos mirando para adelante y profesores que tienen una formación de ese tipo”.
Para Cáceres el cambio se relaciona con ese aspecto, “buscando que el alumno trabaje colaborativamente, con compromiso docente y equipos que nos apoyen en lo básico, que es tener al chico en el liceo”, sentenció.
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