Se gana la vida haciendo cola y comprando remedios
En el Hospital de Melo un hombre encontró
en la ingrata tarea de hacer cola para sacar números o levantar remedios
una forma de ganarse la vida. Muchos lo siguieron y los mandados para
los vecinos del barrio se volvieron una industria.
Cerro Largo | Néstor O. Araújo
El País
Javier Beltrán tiene 39 años y desde hace 20
dedica su vida a hacer mandados para sus vecinos de Melo. El centro de
sus movimientos es el Hospital local, desde allí colabora con las
personas que necesitan número para atenderse, levantar medicamentos o a
cubrir cualquier necesidad.
Dice que se siente útil sirviendo a la sociedad sin ser empleado ni cumplir horarios "ni soportar patrones", comentó.
Siendo casi un niño encontró su nicho laboral y se
adecuó a su propio sistema de trabajo. Tras él vinieron decenas de
personas a realizar las mismas tareas. Creó una industria.
Competencia.
En la actualidad hay cerca de veinte personas que
prácticamente viven todo el día dentro del Hospital de Melo y se dedican
a hacer lo mismo que Beltrán: sacan número para pacientes de
policlínicas, especialistas, análisis o levantar medicamentos en
farmacia del Hospital dependientes de ASSE.
La historia del trabajo que realiza Beltrán comenzó
por obra de la casualidad y como respuesta a una necesidad de sus
propios vecinos.
"Un día dejé los estudios por razones económicas y me
dediqué de lleno a esta tarea. Antes estaba solo, pero ahora somos más
de veinte los que trabajamos en lo mismo. A mí no me molestan, yo tengo
cerca de 200 personas que son fijas, más los que luego se van sumando a
mi libreta", explicó.
Con el paso de los años Beltrán se fue ganando el respeto de sus clientes.
Laura Maidana, una mujer de 53 años que sufre una
enfermedad crónica cuenta con el trabajador desde hace décadas para
realizar todas las diligencias ante el Hospital. "Es una gran persona,
serio y eficiente", dijo Maidana.
"Desde hace veinte años Javier es quien realiza
todos los trámites en ASSE y yo no tengo que molestarme para nada, esté o
no lloviendo él siempre cumple y llega con la misma cara de siempre"
señaló.
Cuando Javier aún era casi un niño los vecinos le
pedían que fuera al Hospital a retirar los medicamentos que le habían
indicado lo médicos.
De esa forma las personas ancianas o enfermas evitaban ir a sacar número, hacer largas colas y soportar prolongadas esperas.
"Así empecé, me fue gustando que las vecinas me
dieran dinero a cambio del mandado y realmente hice muchos amigos en el
Hospital y en la calle. También clientes", dijo.
La evolución y los cam- bios en la tecnología
también afectaron este negocio. Antes los vecinos encontraban a Beltrán
en el barrio y allí mismo realizaban los pedidos. "Ahora con los
celulares es mucho más fácil, me llaman y voy", dijo.
En la dirección del Hospital de Melo son sabedores
de la tarea que realiza Beltrán y sus más de veinte colegas y entienden
que el trabajo contribuye a que los pacientes no realicen esperas muy
prolongadas y además ayuda a descongestionar los pasillos y salas de
espera.
Solidaridad.
Le esencia de la actividad de Beltrán es de ayuda a personas que están pasando dificultades.
"La gente que está ahí haciendo cola y esperando el
remedio o el médico es gente enferma. Creo que mi tarea es solidaria
porque yo no cobro una tarifa fija, me dan $ 50 algunos, otros $ 100 y
así hago la diaria" señaló Beltrán a El País.
De esa manera el trabajador llega a hacer unos 500
pesos diarios y tiene que recorrer cerca de 10 kilómetros al día porque
la tarea siempre comienza el día anterior.
"El día antes recojo las recetas y las órdenes, al
otro día a las seis salgo de casa y camino 19 cuadras hasta el
Hospital", dijo.
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