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viernes, 4 de octubre de 2013

P A T R I M O N I O Por Julio Dornel.


                                    Escritor y periodista Julio Dornel








Coincidimos. La gran mayoría de los habitantes de esta ciudad vivimos de espaldas al pasado, sin demostrar interés en conocer siquiera algunas páginas de nuestra historia ciudadana. Poco importan los acontecimientos ni los protagonistas que hace 60/80/ o 100 años fueron cimentando el desarrollo zonal sin saber que habían otras urgencias que con velocidad supersónica borrarían las huellas de aquel pasado. Ya lo habíamos señalado hace más de 10 años en el semanario ZONA CHUY, “Mientras otras ciudades del departamento muestran orgullosas sus reliquias o simplemente algunos lugares destacados, en nuestra frontera van desapareciendo lentamente los testigos de acontecimientos históricos, sociales y culturales que fueron en su momento puntos de referencia para sus habitantes. Uno de los ejemplos más claros lo tenemos en el edificio centenario que ocupa actualmente la Receptoría de Aduanas, salvado por la rápida intervención de algunos vecinos, que se movilizaron y llegaron hasta los organismos competentes, deteniendo la piqueta que en pocos días comenzaría la demolición. También otros edificios centenarios y los marcos fronterizos que fijan nuestros límites con sus piedras milenarias están soportando en total abandono los efectos del tiempo. Es fácil observar todavía algunas construcciones centenarias que se mantienen como testimonio material de una época de crecimiento y desarrollo socio-cultural que fue abandonando lentamente los ranchos de adobe y paja brava. Sin embargo quedan todavía algunos predio centenarios que siguen reclamando una rápida restauración para evitar que entren definitivamente en un proceso de ruina total. Se trata de un desafío para los historiadores y también para las autoridades correspondientes, para evitar la destrucción total de estos edificios. Reconocemos que todo será muy difícil, pero el intento será valido para ir recuperando estos edificios que acunaron sueños de los primeros habitantes de esta frontera. Fue el incio de una vida en comunidad y pese a los años transcurridos no debemos olvidar que fueron esos vecinos los que comenzaron a escribir la historia de esta frontera con su trabajo, con su esfuerzo y con sus aspiraciones muchas veces frustradas. En la Semana del Patrimonio un recuerdo cargado de nostalgia para los viejos edificios que soportando el alerta de los vendavales se mantienen de pie esperando “la carroza”, o simplemente la piqueta fatal del progreso.

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