Municipio le permitió elegir su nicho y decorarlo
Un hombre de 83 años ofreció al municipio
de Villa del Carmen cambiar su casa por un nicho para evitar que el bien
sea heredado por sus sobrinos. El municipio aceptó y el anciano vecino
ya está remodelando la que será su última morada.
DURAZNO | VICTOR D. RODRÍGUEZ
Elbio Florencio Francia es un vecino de Villa
del Carmen, tiene 83 años y es el protagonista de una historia en que
los misterios de la muerte y los problemas de la vida se encuentran en
la última morada.
Desde hace varias décadas vive en soledad en una
pequeña casa de la villa, avaluada en unos US$ 20.000. Desde su soledad
resolvió que ningún familiar que lo sobreviva tendrá derechos sobre su
propiedad.
Un día se decidió, tomó los documentos que demuestran
que es propietarios de la casa y caminó las cuatro cuadras que lo
separan del municipio carmense. Su objetivo era plantearle al alcalde
un "negocio"muy particular: cambiar al municipio la casa de su propiedad
por un nicho en el cementerio carmense.
El planteo sorprendió al alcalde, Nuber Medina, que
extrañado, pero respetando la decisión irrevocable del vecino, trasladó
el tema a los Concejales y luego al gobierno departamental (Junta e
Intendencia), del que dependen.
"Fue una decisión pensando en la última morada", dijo
el hombre a El País. Don Florencio tiene dos sobrinos, quienes
heredarían la propiedad al momento de su fallecimiento.
Su intención no es dejárselas a ellos, sino tener la
tranquilidad de contar con un nicho propio donde descansar tras su
muerte y que nadie de la familia acceda a sus bienes. "Yo lo que quiero
es que mis sobrinos no intervengan para nada el día que yo falte", dice.
Y asevera que "ellos nunca han mostrado interés en mi persona".
El nicho que se le ha dispuesto y que él mismo
eligió, es lindero al que fuera de sus padres cuyos restos fueron
trasladados a los urnarios nuevos. "Está muy lindo, ese me sirve, y
hasta le hice unos retoques adentro, trasladando incluso a su interior
pertenencias de mi difunta familia".
"Después que nos marchemos de este mundo terrenal en
que vivimos, sea poco o mucho lo que hayamos cosechado en esta vida,
para mí la muerte es un sueño eterno. El alma parece que no muere, Dios
nos encamina hacia lo que merecemos. Todo hombre en la vida es pecador,
yo lo soy, somos muy tentados", comenta a El País.
CAMPO.
"Siempre dije que iba a tener una casa para mí con
agua corriente (potable), parral y aljibe", sostuvo. Francia se
desempeñó toda la vida en el campo realizando tareas en la propiedad que
heredó de sus padres. "Venidos los años, decidí comprar esta casita
que anteriormente fue propiedad de unos amigos, allá por el año 1985",
comenta. Se siente "más feliz" de cuando estaba en campaña. "Cuando
empecé a tener mayor edad planeé pasar el resto de mi vida tranquilo,
acá en esta casa que siempre soñé".
A sus 83 años, disfruta mucho de la lectura y la
astrología. Cuando mira televisión y algo le interesa, realiza
anotaciones en una cuadernola. "Todo lo que me llama la atención, como
un poema o una frase agradable".
Sus días pasan en tranquilidad y su sueño de que se
haga de sus posesiones después de su muerte está definido. Con la firma
de los documentos con el Municipio de Villa del Carmen, lo que según
dice, le da la tranquilidad necesaria, disfrutando el "día a día" entre
el parral, el agua de aljibe y el bien cuidado jardín de su humilde y
ante último hogar.
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