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lunes, 7 de abril de 2014
Aporte con respecto al Sistema Nacional Integrado de Salud.
Por Mauricio Troche
Licenciado Neumocardiólogo
INSTITUTO NACIONAL DEL CANCER URUGUAY
Trabajar en la Salud genera sentimientos contradictorios: por un lado vemos como alguien llegó al deterioro de su salud producto (muchas veces) de sus propias decisiones: fumar, comer en exceso, vida sedentaria, consumir sustancias toxicas, etc. Por otro algo nos dice que la sociedad también es responsable de ese deterioro, ya que la educación para la salud no fue consistente, ni dio resultados si es que la hubo. El medio social de esa persona con falta de oportunidades o mala nutrición en su niñez. Estos elementos sumados a la impotencia que genera la escasez de recursos, pueden generar en el trabajador de la salud dos conductas: rebeldía o indiferencia.
Si ambas se quedan en el plano individual son inconsecuentes, pues no transforman la realidad.
Si el trabajador, en cambio, se siente parte de un equipo; le va intentar reclamar al mismo que busque una solución. Allí está el primer escalón de la lucha, si ese equipo responde de forma positiva busca salidas integradoras.
Ese destello debemos cuidarlo, para que se transforme en luz. Integrar al equipo de Salud en su conjunto como parte de la búsqueda de soluciones hace que la organización crezca y se genere conciencia primero de los problemas a solucionar y luego de los caminos que hay que recorrer para resolver las contradicciones de un sistema basado en la injusticia, donde gobiernan las empresas multinacionales de la industria del medicamento y donde la tecnología médica responde a un único interés es elevar la tasa de ganancia de las empresas que fabrican esos insumos.
La salida válida de estos problemas es encontrarla por la vía del incremento del conocimiento, por eso la consigna del PIT-CNT estratégica: “ UN PAIS PRODUCTIVO CON JUSTICIA SOCIAL O MAYOR DEPENDENCIA”.
Invertir en investigación en el área de la Salud, es intentar cortar la dependencia y si logramos eso conseguiremos que la Salud deje de ser una mercancía para convertirse en patrimonio de todos los habitantes de este país. Y, de eso modo desligar la atención de la capacidad de pago.
Hoy la base de sustentación económica del SNIS es el aporte que los trabajadores a través del seguro de salud en la seguridad social, más los aportes presupuestales para la salud pública que se realiza a través del presupuesto nacional y para algunas mutualistas a través del fideicomiso generado a tales fines. En definitiva es la clase trabajadora la que sostiene el sistema.
Desde el punto de vista práctico, los sanos subsidian el tratamiento de los enfermos, por eso se hace imprescindible tener una política de empleo juvenil de calidad, lo que elevará los niveles de financiación del seguro. Por otro lado el Estado a través del sub-sector Público trata de bajar costos operativos, invirtiendo en políticas de atención primaria y en lograr la unificación de las compras con un vademécum único. Pero estas reducciones resultan totalmente insuficientes si no se expresa desde el Estado una política de precios de insumos que se fijan desde el mercado.
Los costos que se fijan por fuera del sistema de salud, también inciden en su des-financiación, habría que declarar esenciales y bajar los precios de insumos médicos, y la forma de hacerlo es saber el precio de importación de los mismos y en cuánto se los venden a los hospitales y mutualistas, esa plusvalía del intermediario importador es descarada, allí hay que decretar esencialidad.
Las multinacionales del medicamento (la 3ª industria más rentable del planeta, después de la del armamento y la petroquímica) fijan costos que para la población del país son excesivos. En diciembre de 2001, en la reunión del Consejo Ministerial de la Organización Mundial de Comercio (OMC) en Doha, Qatar, la OMC aceptó el principio de que la salud pública es más importante que las ganancias y comprometió a la organización a encontrar alguna forma de autorizar licencias obligatorias para exportar fármacos a países pobres que no tienen una industria genérica propia. Estados Unidos se ha opuesto a esta iniciativa y ha intentado sabotearla desde el inicio.
Dos líneas de acción, buscar aliados en la región para desarrollar una industria del medicamento nacional o regional que abarate costos sin perder calidad, y fortalecer el laboratorio Dorrego de salud pública como proveedor estatal y privado de modo que su producción debe de incrementarse invirtiendo lo necesario en equipamiento y recursos humanos.
Se debe desplegar en simultáneo la lucha por más presupuesto para la Educación e involucrar a la Universidad de la República con esa visión desarrollando áreas nuevas como la tecnología médica, y la investigación en terapias alternativas con rigor científico. Haciendo que los profesionales que egresan sean aliados de la clase trabajadora en esa tarea. El riesgo subyacente es el de la formación de tecnócratas que busquen su propio beneficio y con esa visión trampean el futuro de las clases desposeídas y más vulnerables de la sociedad.
Esto se ve actualmente reflejado en los poseedores de los medios de producción de las técnicas de diagnósticos, generalmente profesionales médicos especializados, con una tasa de ganancia de su actividad que el sistema no está en condiciones de sostener por mucho más tiempo, se debería topear también por una razón de esencialidad, no debería el interés comercial estar por encima de la salud de la población.
Las causas de la crisis del sistema integrado de salud, son múltiples, pero decir que el salario médico es la principal es un grueso error de apreciación, es como decir que la mayor incidencia para la inflación la tienen los salarios, sin nombrar por ejemplo la suba de los alquileres o las frutas y verduras de temporada. En el sub sector privado, se inflan precios de servicios que se tercerizan y son empresas colaterales de los directivos de esas mutualistas. Hay mucha impunidad en la fijación de precios que pagamos todos. En sector Público tenemos unos 400 asesores que cobran salarios superiores a muchos salarios médicos, y éstos tecno-burócratas que no resuelven y hacen la plancha que nadie evaluó en años los mantenemos a rajatabla y nadie responde por ellos pero siguen cobrando sin demostrar su valía, por algo la Federación de Funcionarios de Salud Pública (FFSP) tiene en su plataforma terminar con la mala gestión de ASSE.
En el Uruguay no hemos puesto ningún freno a la voracidad empresarial de las industrias vinculadas a la medicina, es hora que el antiimperialismo se refleje en acciones de Estado empujado por los usuarios y los trabajadores organizados.
Por eso la organización de la lucha debe abarcar a todos los sectores involucrados con el mismo interés por el bien común: “LA SALUD PATRIMONIO DE TODOS Y NO SOLO DE QUIEN PUEDA PAGARLA”. Esa debería ser la consigna que guíe nuestro accionar para cortar la dependencia.
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