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miércoles, 30 de abril de 2014

Opinión El tan temido giro a la izquierda Enrique Ortega Salinas - Escritor, periodista


La República

Hay compañeros que han perdido o están perdiendo los sueños. Hay quienes han dejado o están dejando de creer en la utopía. Hay quienes no creen que un giro a la izquierda sea posible.
“Un giro a la izquierda” es el eslogan de la agrupación nacional Izquierda en Marcha y fue acuñado por el economista Carlos Viera, quien reclama a quienes dirigen el Frente Amplio y el gobierno un rescate de los principios fundacionales de la coalición. Llama la atención que encumbrados dirigentes del oficialismo hayan salido uno tras otro a contrarrestar el mensaje de esta agrupación que impulsa la candidatura de Constanza Moreira.
Alguien no está entendiendo algo. ¿Qué se espera con un giro a la izquierda? Para quien esté imbuido de la concepción socialdemócrata, lo hecho hasta ahora bordea la frontera de lo inimaginable y revolucionario, puesto que el socialdemócrata es aquel que espera sacar la mayor cantidad posible de migajas de la torta teniendo como límite los intereses y tranquilidad de la clase dominante.
El socialdemócrata es un capitalista ligth que pretende vestir con algunas prendas de humanismo al sistema, tal el caso del Partido Socialista Obrero Español, que ni es socialista ni es obrero, siendo una trágica paradoja que tantos partidos socialistas del mundo usen tal etiqueta cuando siempre que pueden olvidan hablar de socialismo.
Tras algunos avances históricos como el Plan Ceibal, las leyes de Interrupción Voluntaria del Embarazo, Matrimonio Igualitario, regulación del mercado del Cannabis, Inclusión Financiera, protección de los animales y haber sacado del régimen de explotación laboral a peones rurales y mucamas (entre otros muchos logros) la socialdemocracia uruguaya siente que se ha cumplido con creces con los objetivos de la izquierda, y es que todo lo mencionado hay que aplaudirlo y defenderlo con uñas y dientes. En lo personal, y como ex fumador pasivo, nunca terminaré de agradecer con la suficiente justicia a Tabaré su lucha contra el humo. Así que… ¿qué implica un giro a la izquierda?
1. Un rotundo no al conformismo.
2. Un rotundo no a la ausencia de autocrítica.
3. Un rotundo no a que bajo un gobierno de izquierda aceptemos sin alarma que 160.000 personas carezcan de vivienda digna. Constanza propone eliminar en un solo período la emergencia habitacional, que oscila entre 20.000 y 25.000 viviendas. También propone, y con sentido de grave y urgente, la construcción de soluciones habitacionales transitorias en cantidad suficiente para las mujeres que huyen de la violencia doméstica.
4. Reducción de las Fuerzas Armadas a su mínima expresión, tema que profundizaremos en otra nota para tratarlo con la seriedad que merece. Menos cuarteles y más escuelas es la consigna.
5. Un rotundo no a la Alianza del Pacífico, por entender que es una estrategia para debilitar al Mercosur e incluso al ALBA y de rebote a la Unasur, resucitando el Consenso de Washington para América del Sur.
6. Una política exterior más latinoamericanista.
7. Cumplir la promesa de que pague más el que gana más.
Hay otros objetivos, como la renovación generacional, que complementan lo anterior, aunque no se refieran estrictamente a cuestiones económicas. Se complementa porque para llevar adelante una revolución permanente, hace falta creatividad, dinamismo, energía y coraje; características que generalmente el paso del tiempo va aplacando en los individuos.
En la misma línea va otro reclamo de Constanza: que el Interior sea considerado de manera equitativa con la capital a la hora de designar ministros, directores y jerarcas en general por parte del gobierno. Esta es una vergonzosa deuda pendiente que podríamos sumar a la de la revolución educativa.
Hay más, mucho más. Por eso quiero decirles a quienes aseguran que es imposible volar tan alto, que la utopía todavía es posible y que un giro a la izquierda no sólo es posible, es un imperativo ético para quien se considere revolucionario. Déjenme seguir creyendo que el martirio de tantos que lo dieron todo para que otros estén hoy arriba no fue en vano.
Seremos lo que debemos ser o no seremos nada.

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