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martes, 22 de abril de 2014

Aguante, Astori, aguante Esteban Valenti



imagen del contenido Esteban Valenti

uy.press

Hoy lunes después de la Semana de Turismo un ridículo mito oriental establece que comienza el año laboral y de estudios. Falso de toda falsedad. Desde las fiestas de fin de año y con las interrupciones naturales por los periodos de vacaciones para cada uno, el país funciona normalmente, en el campo, en el turismo, en la industria, en la educación, en todas sus actividades.

Otro mito pavo es que para ser uruguayo hay que esperar hasta último momento, como lo hicieron algunos que esperaron hasta último momento para sacar la Partida de Nacimiento y realizar el trámite de inscripción en la Junta Electoral. Parece que todos tenemos derechos, pero no siempre respetamos las obligaciones. No es anécdota, es una deformación que algunos alimentamos incluso con bromas. Además ese concepto es un insulto para las decenas de miles de jóvenes que hicieron el trámite en tiempo y forma. ¿Acaso son menos uruguayos que los que llegaron a último momento? No seamos ridículos, con ese tipo de mitos y otras pavadas.
Lo importante es que el Uruguay trabaja, produce, innova, invierte, estudia, cura, enseña, exporta, importa, hace política y gobierna a todos los niveles. Faltan 10 meses de este gobierno. Y más allá de las opiniones políticas más diversas, lo que si podemos coincidir es que 300 días son muchos en la vida de la gente, de las familias, de las instituciones. Seguramente los tiempos no se miden de la misma manera. Los políticos pueden pensar y planificar con plazos más amplios, los comunes mortales tienen que pensar en cosas más urgentes, como pagar las cuentas, enviar los muchachos a estudiar, ir todos los días a trabajar, atender empresas, comercios, consultorios, aulas y muchas otras actividades vitales para todos nosotros y para el país.
El tiempo es un valor inestimable, que no siempre los políticos valoramos correctamente. A mi me sucede frecuentemente.
Hace tiempo que tengo fuertes empujes de clarificar el panorama político dentro del gobierno y dejar que los que tienen la mayoría en el Frente Amplio se hagan cargo de todo. Lo digo por lo poco que vale mi opinión. Reconozco que puede ser que, desde afuera de la difícil tarea de gobernar, las cosas se vean diferentes. Las tensiones internas en el gobierno nadie las puede negar, han explotado por diversos motivos. La lista es larga e importante.
Algunas tensiones tienen que ver con el proyecto de algunos compañeros de cambiar el rumbo, dar un giro hacia la izquierda porque se "agotó el modelo" y eso tiene que ver específicamente con la política económica y social. Otras tensiones tuvieron que ver con aspectos institucionales, con una visión diferente sobre la inconstitucional de algunas leyes propuestas desde el gobierno. Otras diferencias refieren a temas como la entrega de las licencias para los canales digitales y a las relaciones con determinado grupo, que para llamarlo de alguna manera, lo definiremos como empresarial.
Ni una sola, reitero ni una sola de las dificultades tuvieron su origen en propuestas, o iniciativas adoptadas a nivel del gobierno por el Frente Liber Seregni, ni siquiera el polémico tema de PLUNA, que pagamos por entero a nivel político y a nivel judicial los del FLS y no lo descargamos sobre otros integrantes del gobierno y menos sobre el conjunto del gobierno. Lo asumimos plenamente. Hablar de compañerismo y de institucionalidad del gobierno tiene un valor cuando es gratis y otro cuando hay que poner el cuero y los peligros judiciales. A la vista está.
Y esta actitud de parte del FLS no es bondad, no es descuido, es una manera de entender dos cosas, el funcionamiento de las instituciones y la lealtad política entre compañeros. Lo tienen muchos otros compañeros del FA, no todos.
Tampoco nos podrán acusar de haber generado tensiones a partir de un boquete enorme que funciona en la información oficial, desde el Consejo de Ministros, la Torre Ejecutiva que llega prolija y organizada a algunos medios de prensa. Organizada de acuerdo a una visión, a objetivos bien claros. Nada es casual ni por descuido.
¿En el FLS no tendríamos que haber sido más duros, más inflexibles y haber bloqueado algunos proyectos? Es una pregunta que nos formulamos muchos, creo que en algún momento se lo formularon muchos ciudadanos y dirigentes políticos de la izquierda.
Las respuesta la dio Danilo Astori en el acto del Platense del pasado miércoles 9 de abril, defendiendo el funcionamiento de los partidos políticos como una clave de la solidez democrática de nuestro país, de su historia y sus mejores tradiciones. También tiene mucho que ver con la unidad en la acción y en el gobierno que son la base de la izquierda uruguaya desde el nacimiento del Frente Amplio en 1971.
Lo he pensado mucho. Cuando el proceso judicial hizo que Fernando Lorenzo renunciara a su cargo para presentarse ante el fiscal y la jueza en igualdad de condiciones a su compañero Fernando Calloia, yo creí que había llegado el momento de dejar el Ministerio de Economía y Finanzas. De lo contrario no me convencieron mis compañeros sino un humilde laburante que trabaja en mi edificio y me preguntó en medio de la crisis y con ansia evidente, ustedes siguen ¿no? Yo le retroqué: ¿Por qué te preocupa? Es que yo tengo que terminar de pagar la moto. La respuesta tuvo la fuerza de las cosas más simples y arrolladoras.
La gente quiere tranquilidad, seguridad y continuidad en los cambios y lo expresa en esas preguntas básicas o en las encuestas sobre a quien prefieren como ministro de economía. Nadie es imprescindible, pero no tengo la menor duda que lo que ha sucedido en estos 9 años con la política económica y social del Uruguay tiene directa relación con las ideas, el liderazgo y la responsabilidad de Danilo Astori y sus compañeros de tarea.
Siempre me formulé una pregunta: ¿Qué hubiera sucedido para los dos gobiernos de izquierda, pero sobre todo para el actual, si el MEF hubiera tenido las tensiones y contradicciones, las lentitudes y dificultades que hemos tenido en otros ministerios?
Les puedo asegurar que el Uruguay estaría muy lejos y mucho más atrás de la posición que ocupa hoy a nivel nacional, regional e internacional. Y eso en el fondo lo sabe la inmensa mayoría de los uruguayos, frenteamplistas, blancos, colorados e independientes. Lo saben los trabajadores, los profesionales, los docentes, los empresarios, los productores rurales, lo saben los políticos. Aunque la mayoría de los políticos no lo reconocerían ni bajo presión y muchos otros nos hacemos los desentendidos.
Nos hemos acostumbrado a las buenas noticias, a los indicadores económicos, sociales, productivos en crecimiento constante, en medio del viento de cola, del vendaval de frente e incluso de las tensiones regionales con nuestros vecinos. ¿Es solo mérito de la Economía? No, es mérito en primer lugar de los presidentes Vázquez y Mujica, ellos guiaron y guían el país y hay muchos ministros y compañeras y compañeros que han hecho aportes muy importantes. Pero si la economía no hubiera funcionado, si las previsiones de la derecha se hubieran cumplido en el terreno económico, todo el resto se hubiera derrumbado. Así sucedió y sucede en todo el mundo, incluso en algunos modelos que en algún momento fueron paradigmas para ciertos compañeros de izquierda. Ahora callan.
Cuando se admiten y se promueven las filtraciones desde el Palacio y variados pasillos del poder, de medidas gubernamentales, de nombres para la fórmula del FA pero se critica el derecho de Astori de hablar claro, de frente, con nombre y apellido, hay que tener una enorme paciencia y sentido de responsabilidad.
Cuando sobre muchos de nosotros soplen los vientos de la impaciencia, de la bronca, del hartazgo y de otras debilidades humanas y políticas debemos gritar bien fuerte: aguante, Astori, aguante. Para que haya otro gobierno, mejor, más ordenado, menos conversado y más profundo en sus cambios y en su visión estratégica es imprescindible culminar de la mejor manera posible este gobierno.
Aunque a veces supongo que hasta la impenetrable solidez institucional y frenteamplista de Danilo Astori debe tener algunas vacilaciones. Todo lo humano es limitado.
Astoristas y sus alrededores.
Es posible que por escribir estas cosas me definan como un astorista, la política tiene una peligrosa tendencia a simplificación.
Yo hace tiempo que intento ser profundamente laico en materia política y de las otras cosas de la vida y por lo tanto no me gustan las casillas. Pero no me gustan tampoco en el otro sentido, los que se definen por la negativa.
Luego de 9 años y algunos días de gobiernos de izquierda tengo el más profundo y fundado convencimiento de que Danilo Astori hubiera sido el mejor presidente, sobre todo en estos últimos 4 años. Cada día tengo menos dudas. Entre otras cosas porque es el dirigente con la visión más integralmente de izquierda, más profundamente de izquierda en la globalidad de su visión política, institucional, económica, ética, social, cultural del Uruguay. Y estoy dispuesto a discutirlo, en base a las ideas y en base a los hechos.
No es el mejor candidato, también de eso estoy convencido. No maneja adecuadamente los equilibrios entre el sentido de responsabilidad institucional, frenteamplista y sus propios intereses políticos. Ofició siempre como Ministro de Economía y Finanzas en el gobierno Vázquez y nunca privilegió sus propios intereses políticos sectoriales y eso le sucede muy a menudo y le cuesta caro. En política eso puede ser una debilidad importante, mientras otros desde otro ministerio construían su propia candidatura con gran inteligencia y habilidad.
Ahora se repite la misma situación y Astori tuvo la actitud de jugarse por la candidatura de Tabaré Vázquez de inmediato y de apoyarla con todas sus fuerzas, entre otras cosas aportando su esfuerzo para que este gobierno termine de la mejor manera posible.
Se sabe que yo no apoyé a Astori e incluso tuve duros choques cuando el documento de los "24", donde él, como no podía ser de otra manera defendió la estructura del FA, esa misma que le hizo tantas porcadas, como en la selección de los precandidatos en el Congreso del FA del 2008, donde lo dejaron en tercer lugar, permitiendo el absurdo de que un mismo delegado votara por más de una candidato.
Le expresé mi apoyo recién a partir del 2008, ante las alternativas que se planteaban en ese momento, pero en realidad el "clic" lo viví en el acto convocado en la Plaza Libertad donde habó Tabaré haciendo un resumen de su gobierno y era tan abrumadores los resultados obtenidos en materia de la política económica y social, que no me quedaron dudas. Todos los principales resultados de ese gobierno habían sido posibles porque la economía había funcionado mucho, pero mucho mejor de lo esperado por todos. Por nosotros, por la derecha y en todo el país, en Montevideo y sobre todo en el Interior.
Repito, fue una obra colectiva guiada por un excelente presidente, pero sin el soporte de la economía nada hubiera sido posible. Por ello en el Uruguay se da la paradoja que el ministro de economía real o in pectore es una de las tres figuras políticas con más apoyo popular, cuando en el mundo y en el Uruguay, siempre fueron los que recogen las broncas sociales y populares.
Nadie lo dirá, porque en la izquierda somos bastante parcos, para ser generosos, pero vivimos de la reforma fiscal y en su momento lo dejaron más solo que el "uno", incluso algunos en los pasillos refunfuñaban y barrían para sus tiendas. ¿O es una ilusión personal?
Pero la derecha y sus intelectuales orgánicos lo comprenden perfectamente, es así que Adolfo Garcé no pierde oportunidad de apuntar contra Astori vaticinando las peores desgracias políticas. Sabe perfectamente lo que hace, le apunta a Astori para pegarle a todo el Frente Amplio. Es bien orgánico y carnívoro aunque se vista de seda.
En el FLS, el principal capital político que disponemos es Danilo Astori, no solo por su nivel intelectual, por sus discursos, sino por algo mucho más concreto, tangible y morfable, por la economía y su impacto en la sociedad. La política económica y social basada en el trabajo como el elemento clave y por lo tanto el eje sobre el que rotaron todas las demás variables, las inversiones, el comercio con el exterior, la política monetaria, el manejo de las relaciones con los organismos de crédito internacional, el impecable manejo de la deuda externa, de las reservas internacionales y la inflación como una variable más y sobre todo la profunda reforma fiscal, son un enorme capital para la izquierda y para el Uruguay. Y esa es la base fundamental del capital político de Astori y del FLS. Y un capital de todo el Frente Amplio.
Hay otros compañeros, otros aportes importantes desde otros ministerios, intendencia, parlamento y posiciones de gobierno al capital político del FLS, no tengo la menor duda, incluso la propia construcción de un pensamiento diverso pero coincidente en aspectos fundamentales y estratégicos que van más allá de lo electoral, son un elemento de identidad del FLS. Pero además del olfato, en esta materia yo me oriento por las muy prosaicas encuestas de opinión pública y de intención de voto, y por lejos, muy lejos el principal capital político y electoral del FLS se llama Danilo Astori. Y permitan que lo diga con claridad entre otras cosas porque yo en esa carrera no corro ni correré nunca. No fui, no soy y no seré candidato a nada, así que puedo hablar con más tranquilidad.
Otro elemento que quiero considerar es la generosidad. A la hora de hablar somos todos super generosos, es una virtud exhibida en la izquierda hasta el cansancio, el problema es cuando la generosidad cuesta. Y Astori ha demostrado en el FLS, generosidad. El que quiera entenderlo y como quiera entenderlo que lo haga. Los proyectos políticos importantes siempre se construyen con generosidad, así funcionó en el Frente Amplio, recordemos el año 1989...y la lista a senadores de la 1001. Todos dispuestos a llevar a un candidato común encabezando la lista al senado, pero a pagarlo, una sola y además tuvo el gesto de que todos los suplentes de Astori, en ese momento candidato a la vice junto a Liber Seregni, fueran también independientes.
La generosidad es multidireccional, hay que saber ser generosos, recibir con generosidad y aceptar que otros reciban la generosidad, porque de lo contrario es todo fingido. Haber propuesto a Mónica Xavier como presidenta del FA fue además de generoso un gran acierto político, los resultados electorales y de la marcha del FA están a la vista. Proponer que la presidenta del FA sea la compañera de fórmula de Tabaré como todas las cosas humanas y sobre todo políticas es plenamente discutible, pero es un gesto de amplitud, de visión frenteamplista, de generosidad. Otros compañeros consideran que lo mejor es filtrar los nombres de su propio sector. Cada uno elige y propone. La unidad no es una consigna, fue desde el nacimiento mismo del FA un gesto colectivo de generosidad política.
No digo ninguna novedad si afirmo que voy a votar y trabajar para que el FLS y Astori obtengan la mayor cantidad de votos, no solo ni principalmente por lo que aportó a los dos gobiernos de izquierda, sino por lo que tiene que hacer en un futuro gobierno del Frente Amplio. Lo voto y haré campaña porque quiero estar tranquilo de que seguiremos creciendo, aumentando el bienestar de la gente, sus sueldos y sus ingresos familiares, porque habrá recursos suficientes para políticas sociales, educativas, de la salud y en otros cinco años podremos alcanzar niveles de desarrollo y de equidad social muy superiores. Si se pudo en estos 9 años, podremos hacerlo en los próximos cinco años. Y lo voto para que aporte con nuevas ideas de izquierda, en los diferentes frentes y en particular en el funcionamiento de las instituciones y de la democracia. Y como la política, esa noble actividad por la disputa del poder es siempre opción, no es una elección absoluta, un "ismo", es comparar y luego elegir racionalmente entre las varias opciones. Y eso no tiene porque encasillar.
Tengo claro que en esas opciones racionales, por el camino se pierde una buena dosis de épica y de ilusión. Ese es uno de los precios que se paga por ocupar el poder y ejercerlo.
Si todas las fuerzas importantes que integramos el FA no votamos bien, medianamente bien o muy bien, estamos jodidos. En las elecciones nacionales, con o sin balotaje, con o sin mayoría parlamentaria, así que mis deseos de buenos resultados generales son bien egoístas. Pero una cosa la tengo clara, si Astori no obtiene una muy buena votación eso influirá de manera determinante en dos cosas, en los resultados generales del FA y en la marcha del futuro gobierno del Frente. Por eso, lo reitero: Aguante, Danilo, Aguante.

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