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sábado, 31 de mayo de 2014

MUNDIAL DE BRASIL. EL URUGUAYO DEJA LAS TRIPAS. Por Julio Dornel .NOTA (8)

                                                     Escritor y periodista Julio Dornel






El periodista José Ramón Fernández del diario AS DE ESPAÑA, analiza en forma magistral la pregonada garra charrúa, que ha sido desde 1950, la marca registrada del fútbol uruguayo:
LA PIEL DEL URUGUAYO”
Por debajo de la camiseta traen el pellejo celeste. Los uniformes clásicos dan fe, consagran. La piel de un uruguayo es un tapiz simbólico. Llevan la nacionalidad tatuada, empeñan el lomo. Entre la Garra Charrúa y el Centenario, hay suficientes fantasmas para recordarles con quién juegan y de dónde vienen. No reniegan de su pasado ni quieren parecer otra cosa, atacan o defienden como les enseñaron en casa, con la terquedad uruguaya y el arrebato criollo. El uruguayo viene de otro siglo, es el jugador ideal para equipos históricos. Tiene los hombros cargados, la mandíbula cuadrada y la frente plana; el tipo de huesos que levantan estadios. Con el tiempo se ganan una placa y la tribuna les canta aquello de “uruguayooo”. Ese grito que en el mundo del fútbol reconoce una antigua raza. Todos los clubes deberían tener un uruguayo. En punta, medio campo o en la zaga, el uruguayo es entrañable, deja las tripas. Con ese juego visceral, a veces riñonudo, otras biliar, contagian. Sin el resplandor que produce el marketing, las campañas de Suárez en Liverpool, Godín en el Atlético y Gustavo Matosas con León, son legítimas. No necesitan faroles. Lo suyo de los siete mares hasta Montevideo es vivir del puerto. Entre los muelles, donde el balón llegaba en barco junto a otras mercancías y se distribuía por ferrocarril con el carbón, produciendo el milagro del fútbol entre la migración y el mestizaje. El triunfo celeste lejos de casa en equipos con más aficionados que Uruguay habitantes, engrandece a la República Oriental. Tierra de trotamundos, cazadores de gigantes. De Suárez en Inglaterra, a Matosas en México o Godín en España, la piel de un uruguayo sigue siendo una marca registrada, un documento legal. El cobijo perfecto para triunfar en el exilio.

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