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miércoles, 28 de mayo de 2014

CONSTANZA MOREIRA: El Frente Amplio tiene miedo de perder


publicado a la‎(s)‎ 26/5/2014 19:10 por Semanario Voces



Sorprendió a muchos con su postulación.
Logró sacudir una interna partidaria que miraba al candidato “natural” como una imprescindible bocanada de oxígeno electoral.
Se plantó con entusiasmo, enfrentando algunas asimetrías y el pronóstico casi lapidario de las encuestadoras, al grito de Yo me animo.
Señoras y señores, en este rincón, la retadora, Constanza Moreira.


Por Jorge Lauro y Alfredo García / Fotos Rodrigo López


En el 2007 fuiste candidata a presidenta en el Congreso del Frente Amplio y te dieron una paliza de novela.
Sí, saqué el 42% de los votos del Congreso, y no recuerdo cuántos votos saqué en el Plenario. Pero estaba un poquito mejor la proporción.

Pero aquello fue más que nada cobrarle al Pepe; no era solamente Constanza.
Eso es lo que entendí en aquel momento, y también por eso respaldé la decisión de Pepe, que era evidente que con esa base no conseguías nada del Congreso.

¿Hay un componente masoquista en eso de estar sometiéndose a las derrotas o palizas?
Todos los políticos se someten a derrotas o palizas. Si no, no sobrevivís en la política. El narcisismo y la política no suelen ir juntos porque los políticos sufren cada palizas espectaculares.

Pero hay mucha gente que estudia la situación y es renuente a someterse cuando saben que la van a matar.
Mirá a Tabaré, que perdió muchas veces antes de ganar, mirá a Astori, que perdió por paliza con Tabaré, y perdió con Mujica. Si no te arriesgás a eso, no hacés política. Yo en realidad en el 2007 no estaba ni ahí. Estaba trabajando en la Universidad, lo que no quise fue dejar a Mujica en falsa escuadra con lo que me parece fue un tiro por elevación a Mujica. Recuerdo la tapa de Caras y Caretas que decía: “Constanza al partido, Mujica al gobierno”, aparecía Mujica con la banda presidencial. Y me parece que, efectivamente, como Mujica aparecía ya configurado como una alternativa al bloque de Danilo-Tabaré, yo estuve en el medio de una contienda que era un poco mayor y cuyo desenlace no se vio sino hasta mucho tiempo después. Ahora es fácil contar todo eso con el diario del lunes, pero en ese momento entendí que no solamente no había condiciones como para que yo asumiera la presidencia del Frente Amplio, sino que yo nunca había llegado a decir que sí pero no quise dejarlo a Mujica en falsa escuadra y un día me desperté con que el Congreso del MPP me había votado, sin yo saber ni que había Congreso ni que eso estaba sometido a su consideración, ni nada.

En lo que no hay diario del lunes, ni lo habrá es si tenés alguna idea de lo que podría haber sido el Frente si hubiese sido diferente esa instancia contraponiéndola a la situación que hoy te conduce a llevar adelante esta candidatura.
De aquellos polvos vinieron estos lodos; de alguna manera, lo que trató de hacer Mujica (y fracasó) en el 2007 es lo que determinó que la elección fuera abierta, competitiva, que Mónica Xavier fuera electa por ciento setenta mil que fueron los que votaron del Frente y no por un Congreso. Me parece que con esa derrota, de alguna manera, Mujica consiguió un objetivo que fue colocar la cuestión de la Presidencia, y la vice Presidencia, que nunca se había nombrado en el Frente Amplio, lo colocó allí. En el principio parecía obturado. Enseguida volvieron a reconocer a Brovetto -pero Brovetto ya estaba para salir-, y eso luego determinó un proceso electoral abierto para las elecciones del Presidente del Frente, que es una cosa mucho más rara en el imaginario del Frente Amplio que tener varios candidatos para la Intendencia de Montevideo. En ese momento, no conocía tan bien al Frente como ahora, pero me parece que ese proceso fue definitorio para lo que vino después. Y lo que vino después fue positivo. Es decir, no encuentro positivo que el Frente Amplio no haya encontrado un solo independiente para poner en la ronda electoral y que cada partido se atrincherara con su candidato, y que el MPP, que era el único que se había comprometido a poner un candidato independiente y joven, terminara poniendo a Agazzi. La resolución mostró hasta qué punto el Frente estaba sectorizado y era incapaz de encontrar candidatos más o menos consensuales, más o menos independientes, más o menos jóvenes, pero, a pesar de que fue muy decepcionante en ese sentido la elección del Frente Amplio, creo que fue buena, primero porque hay una presidenta bastante más joven y más dinámica, que tiene otra forma de trabajo, reparte las actas, hace pública la información. Es otra cosa.

¿Mónica era tu candidata?
No, no era. Yo nunca tuve mucha chance de elegir. En algún momento vino el MPP para que me presentara de nuevo y dije que no, porque ya había pasado por ese vía crucis y otra vez no iba a pasarlo ni loca. Hoy, con el diario de después, era muy arriesgada la jugada de Mujica y era difícil que el Frente Amplio tolerara prácticamente una intrusa como presidenta. Pero estuvo bien lo que se hizo en términos de lo que vino después. Cuento una anécdota, yo estaba furiosa porque estaba en mi segunda Rendición de Cuentas con el tema de las Fuerzas Armadas y había descubierto unos puntos del presupuesto que le daban ochenta millones de pesos para la Operación Escorpión, que tuve que ponerme a rastrear qué era eso, y eran militares especialistas en rescate de rehenes, ¡en el Uruguay!, perros que detectan explosivos, ¡en el Uruguay! Yo estaba furiosa con ese tema y nadie me daba la más mínima bola, entonces hice una carta a la mesa política (ingenua yo), y Mónica recién había entrado y me permitió ir a la mesa política con esa carta que decía que si se tenía un programa de gobierno había que trasladarlo al presupuesto, que lo de las Fuerzas Armadas no tenía gollete, etc. Muchos de la mesa política -los del MPP sin dudas- reaccionaron como diciendo: ¿qué hace esta mujer? A mí me parecía normal que si vos estás en el Parlamento como senador y tenés un tema importante, lo lleves a la mesa política. Y Mónica, como también era nueva, habilitó que yo llegara y dijera eso, y no solo eso, sino que la carta que presenté, Mónica la envió a todos los comités de base a partir de lo cual se habilitaron discusiones. Esto es para decir que nuevas maneras de relacionamiento, y con este tema de la circulación de la información, las actas y esa dinámica que Mónica trae del Parlamento, al Frente le permiten ventilar sus problemas de otra manera. El Frente ganó. Además, hay tres vicepresidentes relativamente jóvenes, Michellini, Ivonne Passada y Castillo. Antes no podíamos tener uno y ahora tenemos tres. Tenemos un secretario como Gerardo Rey, que tiene mucho peso político dentro del Frente Amplio.
Perfume de mujer, ¡lo qué era la Casa del FA!, con el patio que tenía un perro y que nadie podía pasar, y ahora tenés La Huella, que todo el mundo la usa. Nosotros con la campaña la usamos y la gastamos, hicimos todas nuestras mesas ahí. Esa cosa del cuidado de la casa; hoy entrás a la Casa del FA y hay mucha más gente que la que había. Hay reuniones y eso habla de otra dinámica, instalada por otra generación y por otra perspectiva de la política. Más allá de las preferencias que pueda tener por unos o por otros, los relevos generacionales son determinantes de la vida política cotidiana.

El cargo en el Senado fue una especie de premio consuelo que te dio el Frente por haber sido vapuleada en el Congreso.
Fue un premio consuelo maravilloso. Cuando vinieron las elecciones internas, a mí el MPP me ofreció trabajar en la campaña del Pepe. Yo fui a buscar al Pepe, junto con otra gente, para que compitiera con Astori. Eso fue de motu propio y lo hicimos con Couriel, con Methol Ferré. Un primero de mayo fuimos a la chacra un grupo a decirle que lo respaldábamos para que se presentara en competencia con Astori que había sido elegido por Tabaré. Después de toda esta cuestión de las internas, a mí me plantean estar en la lista de convencional en el sexto lugar. En ese momento, todavía estaba Huidobro, estaban Couriel, Lucía, Bonomi, Agazzi y yo. Di mi nombre para la lista de convencionales. Después me proponen encabezar la lista de diputados de Montevideo, después me hacen una serie de propuestas (yo estaba en Brasil es ese momento), y me ofrecen el sexto lugar en la lista del Senado. Le dije a Lucía que el sexto lugar en la lista a senador no salía. Bromeaba acerca de que la probabilidad de que saliera en sexto lugar en la lista del Senado era inexistente. Ahí había terminado con la Dirección del Instituto de Ciencias Políticas y me había presentado a un cargo a Naciones Unidas en Nueva York; todo fue en el mismo período. Pensé que tenía una probabilidad bajísima de salir.

Como politóloga, le erraste.
Sí, pero salí en el anca de un piojo, por acumulación de votos del sub lema. Eso fue lo que no calculé. Yo calculé los votos que tenía la 609, pero la 609 acumuló con el Partido Comunista, así que algún comunista me ha dicho que salí gracias a ellos. En realidad fue una sensación muy rara la de esa elección, porque estaba el “Sordo” González anunciando que triunfaba el voto rosado y después que no. Eso fue un mazazo más por ese anuncio que después no fue. Miré el resultado por televisión, y el sexto lugar era para Constanza Moreira. Ese día cambió mi vida, mi auto dejó de circular por las mismas calles de siempre de los últimos veinte años y empezó a circular por Nueva Palmira.
Me llevó un tiempo internalizarlo porque toda mi vida iba a la Facultad, que además es otro paisaje. Cuando voy por Agraciada y desemboco en el Palacio digo: “¡Pah! ¡Mirá el lugar adonde trabajás ahora!”.

¿Con Lucía hubo algún alejamiento político en determinado momento? ¿Cuándo se dio? ¿Cuando se dio cuenta que eras menos manejable?
Es gracioso… No sé qué es lo que pensaba Lucía de mí. En realidad nosotros trabajamos con la 609 todos los lunes a las 13 horas durante cuatro años: Couriel, Lucía, Tajam, Agazzi, Saravia, durante el primer año hasta que se fue. Por supuesto que tuve muchas discusiones con Lucía, con la bancada, por el presupuesto, la Comisión de Presupuesto es un sitio especialmente litigioso y ahora, desde que ellos optaron por Tabaré Vázquez, opté por tirarme con mi candidatura. Couriel y el PVP se vinieron conmigo. Ahí sí, me convertí en una especie de bancadita parlamentaria propia. El MPP me pidió que me constituyera como bancada parlamentaria; no recibo un peso por eso pero el MPP no se quería ver comprometido por el hecho de que uno de su espacio (aunque yo sea una independiente dentro del Espacio 609) estuviera compitiendo con Tabaré. Ahora esa coordinación no la tenemos más.

Vos tenías diferencias políticas importantes.
Tuvimos muchas diferencias. En materia de presupuesto tuvimos fuertes discusiones en el primer año. Allí las posiciones eran mezcladas, la manera en que se cortaban las alianzas. A veces votábamos al Partido Socialista, al Partido Comunista, una parte del MPP contra otra parte… sobre todo lo que tiene que ver con el presupuesto de la educación, el presupuesto de la Universidad, de las Fuerzas Armadas. No el Estatuto del Funcionario Público, sino al principio, en el primer presupuesto, las medidas que se instalaron, que cambiaron las formas de contratación del Estado. Recuerdo una discusión que duró meses sobre introducir formas de contratación privada en el Estado, con la que estaba completamente en desacuerdo. Fueron unas luchas feroces. Soy una funcionaria pública, he trabajado la mayor parte de mi vida en el Estado, soy una profesora y una defensora de la Universidad de la República. Una vez Lucía bromeando me dijo: “Te voy a aplicar el artículo 70 de la Constitución”, que dice que cuando estás involucrado en un tema por tu actividad no podés, y cuando hay discusiones sobre la tierra… Bordaberry, Lacalle…

Lucía inclusive…
¡Me mato de la risa, porque la única tierra que tengo está en una maceta! Y una vez, defendiendo la Universidad fue que Lucía me lo dijo. Me parece que esa condición de funcionaria pública, de universitaria, te marca en tu defensa; y las cuestiones de género ni que hablar; y los Derechos Humanos, que un poco los traigo por herencia de Cores. La relación con Hugo me trajo esa agenda y después continué con eso.

¿Sabías que en estas elecciones no ibas a ir en la lista del MPP?
Intuía, por decirlo de alguna manera. Estuve en las internas en el sexto lugar en la lista del MPP, gracias a lo cual conseguí por vez primera un lugar en el Plenario. En las elecciones de 2012 hice campaña por el MPP y por Agazzi, estuve en la lista del MPP. La discusión sobre Tabaré la tenemos hace mucho en el MPP. No sé si en forma abierta pero recuerdo algún Plenario del MPP, donde creo que Bonomi sostuvo que ya estaba lo de la candidatura de Tabaré, y yo decía que no estaba. Mi posición en relación a la necesidad que el Frente Amplio tenía de buscar una fórmula de recambio generacional con otras caras es archiconocida, pero no se dio eso.

Uno de los argumentos que se usó en contra tuya fue que vos veías que no salías en el Parlamento…
¡Qué gracioso! Y que por eso me inventé una candidatura presidencial… ¡qué audaz!, ¿no? Bueno, cada uno puede pensar lo que quiera, pero no. Ni siquiera sabemos qué vamos a hacer después del primero de junio.

¿No lo sabés?
Para empezar, tendré que reasumir las funciones parlamentarias que durante este mes han estado un poco suspendidas. Hay vida después del primero de junio. Tenemos una Ley de Medios para aprobar, tenemos un Código de Proceso Penal para aprobar, hay vida parlamentaria, hay vida política, pero cómo vamos a evolucionar dependerá de los resultados que obtengamos.
En política, el que se precipita, se precipita.

Vos tenés claro que podés lograr un nivel importante de adhesión el primero de junio, no solo por vos sino también “en contra de”. Mucha gente que no votará a Tabaré, te puede votar a vos.
También abrimos una candidatura de alternativa por eso, para darle una alternativa al Frente Amplio de votar otra cosa en el caso de que no quisiera votar a Tabaré. Darnos una alternativa a nosotros. Creo que hay personas como Couriel en este espacio que hubieran votado a Tabaré; hay de todo.

Dicen también que sos “funcional a Tabaré”.
Sí, está esa teoría, la “teoría Abella”.

Les estás robando votos.
Que Unidad Popular saque muchos votos me parece fantástico. Prefiero que saque más votos Unidad Popular que el Partido Independiente. Está clarísimo que si mañana precisamos un voto para la Ley de Responsabilidad Empresarial o en la defensa del medio ambiente, lo vas a conseguir mucho más con Unidad Popular que con el Partido Independiente. Mi mensaje para Arbella es que no pelee tanto conmigo, que a mí me parece muy bien que a Unidad Popular le vaya bien.

Esa es una diferenciación grande con lo que deben pensar Tabaré y muchos frentistas.
¿Te parece? Cuando a nosotros nos fracasa el voto Lima en la despenalización del aborto, hubo que negociar, gracias al gran Quico Souza, que lo recuerdo en mi libro para que la historia no se olvide la importancia de la acción de hombres y mujeres para hacer grandes cosas en este país, cosa que yo no creía en absoluto antes de entrar a la vida política real.

¿Subestimabas?
Subestimaba el peso de lo personal en la política. La verdad es que Quico Souza, de la CAP-L, fue decisivo para la negociación con Posada, tanto él como Gallo. Souza fue decisivo para que hubiera un trabajo con Posada que nos diera un voto. El Partido Independiente tenía dos votos, pero un voto que sí y otro que no. Ahora, cuando me preguntan sobre la mayoría parlamentaria con el Partido Independiente, digo que en mi opinión tratar de obtener a una mayoría parlamentaria negociando con partidos tan divididos como los partidos que tenemos es duro. En el Partido Nacional, una cosa es la Alianza y otra el Herrerismo, y eso quedó manifiesto en todo lo que fue el acuerdo educativo o la Ley de Patentes. Son dos actitudes muy distintas. El Partido Colorado votó la Universidad de la Educación en Diputados y, cuando llegó al Senado, Amorín se dio vuelta y la Universidad de la Educación no logra salir de comisión porque no tiene los votos del Partido Colorado y el Partido Independiente. Si a Unidad Popular le va bien, obtener una representación parlamentaria lo vuelve a meter dentro de la política institucional, lo cual fortalece a los partidos y los atempera. A mí me pasó en la despenalización del aborto, nosotros tuvimos que cambiar el proyecto donde incluimos los cinco días de reflexión. Ahora, si no negociás, no sacás nada. Entonces, muchas veces la lógica maximalista (sobre todo, de los movimientos sociales) se choca contra la lógica de negociación que tenés que tener en la política para que las cosas salgan.
Me parece bien que ellos tengan representación parlamentaria y, además, creo que, respecto de alguna coalición posible y algunas leyes, tener algo más a la izquierda del Frente no le viene mal al Frente Amplio. Más allá que siempre están los celos, de decir: “La izquierda somos nosotros”, pero desde el punto de vista del espacio político eso no tiene ningún sentido, vos lo que querés es más espacio político de izquierda.

¿La politóloga tiene claro que el Frente obtendrá mayoría parlamentaria?
No. La politóloga cree que podemos llegar a una mayoría parlamentaria y lucha por que podamos tenerla porque no quiero ni imaginarme lo qué sería un gobierno del Frente Amplio sin mayoría parlamentaria propia. Todas estas ciento ochenta páginas del programa…, una buena parte olvidémosla. Podrás gestionar gobierno, podrás administrar las cosas, pero las transformaciones importantes es muy difícil conseguirlas con un espectro político del cincuenta por ciento más uno del centro a la derecha.

¿El Partido Independiente es de derecha?
En despenalización del aborto hubo uno y uno. El Partido Independiente inicialmente tenía un partido más cercano al Frente Amplio y se ha ido corriendo hacia la derecha, y hoy se parece más a la posición que tienen los partidos tradicionales. En todas las votaciones, yo no vivo tanto con ellos porque no tienen representación en el Senado. No ha hecho coalición con el Frente Amplio en los temas que importan sino que más bien ha estado del lado de allá.

Es su aspiración, ser la bisagra.
No está haciendo bien la bisagra. Ya no lo es. Muchas veces precisamos mayorías especiales, como, por ejemplo, para la Universidad de la Educación, para la UTEC, para el voto en el exterior, etc. En despenalización del aborto, sí cumplió el rol exacto que tenía que cumplir, pero en los otros temas no. Habría que preguntarles a los diputados.
Ahora entró Conrado Ramos…

Que sería su “giro a la izquierda”.
No sé, él estaría a favor de toda esta agenda de derechos.
El sistema político uruguayo hasta el día de hoy no le ha dado mucha vida a las opciones fuera de los grandes partidos. Es un sistema de grandes partidos, con poco espacio, poco aire, para los partidos chicos. Todo cambia, vamos a ver.

Los apoyos partidarios que lograste son meritorios pero son pocos y muy nuevos, salvo el PVP que, si bien tiene pocos votos, tiene trayectoria. No debe ser fácil juntar algo tan heterogéneo.
Bueno, los hemos juntado, ¿no? Tenemos ocho listas en el país.

Vos los juntaste para una candidatura puntual.
Los he juntado para una candidatura puntual pero eso es trabajo político también. Tenemos todos los lunes una mesa de coordinación que se llama el C 14, tenemos discusiones.

Los une más el espanto.
Sabía que alguien en algún momento iba a decir esa frase.

¿Visualízás una corriente?
Sí. Visualizo un espacio político clarísimo y posible. Ahora, otra cosa es que seas capaz de ocuparlo, de organizarlo políticamente, pero el espacio político seguro está.
Politológicamente hablando, está.

El tema es si vos podés representarlo.
Lo estoy representando, esa es la idea de la candidatura. El tema es que eso se transforme en organización política. Es otra película muy distinta a una competencia electoral con una candidatura, que lo que hace es visibilizar una alternativa. Y además hemos hecho muchos aprendizajes en este tiempo. Una de las virtudes que tuvo la candidatura fue desnaturalizar a Tabaré dentro del Frente Amplio. Para el Frente Amplio es muy natural que sea Tabaré, que aparezca Tabaré en la foto, que la caravana sea con Tabaré… El hecho de que haya otra candidatura hace que el Frente Amplio tenga que decir: “Ah no, pero al otro también”. Y eso de alguna manera va a desnaturalizando la presencia del dirigente más importante del Frente Amplio porque fue presidente del país y también del propio Frente Amplio. Tabaré fue la última síntesis política consensuada que llegó al Frente Amplio, el resto fue mayorías y minorías, fue división. Por eso, el Frente también se aferra a eso. La candidatura por lo menos sirvió para esto: para ir desnaturalizando a Tabaré del Frente Amplio. Eso, aunque no lo crean, es importante en la vida política de todos los días. El espacio político existe sin dudas, pero que nosotros tengamos la fuerza para transformarnos en una corriente que se organiza y se establece en ese espacio político… Está todo lo que hicimos de los énfasis programáticos. Dentro de nuestros grupos políticos hay una posición bastante consensual sobre el tema de las Fuerzas Armadas. Eso ya es un éxito porque nadie la tiene, salvo nosotros. Sobre los Derechos Humanos clarísimo, porque el IR y el PVP son muy distintos, pero tenés a Macarena Gelman, a Sara Méndez, una acumulación… Todo lo que es la nueva agenda de derechos…

¿No es minimizar el término revolución hablar de la revolución en derechos?
¿Revolución en derechos? Nosotros hablamos de nueva agenda de derechos. A mí me parece que la actualización ideológica de la izquierda es eso. Una parte de la actualización ideológica de la izquierda es eso. Lo uso mucho, lo de izquierda con nuevo sentido del IR. Porque tenemos lo del giro a la izquierda, que son todos los programáticos que están con la redistribución del ingreso, con los tributos, etc. y tenemos a la izquierda con un nuevo sentido. Ahí está el potpurrí. Allí también tenemos economistas, desarrollistas como Notaro, Couriel, Viera, etc.

Hay un espacio emergente entonces.
En el documento programático tenés algunas ideas más o menos consensuales en ese espacio.

¿Para donde apunta ese espacio?
En realidad, el espacio político es bastante más transversal a los partidos de lo que se imaginen.
Hubo una gran discusión en este período con algunas medidas que vinieron del Poder Ejecutivo, vinculadas a la estrategia de seguridad, de aumento de penas. También dentro del espacio político en que estoy hay una posición de benignidad penal, de la prisión como última alternativa, de que paren con los jóvenes, etc. frente a lo que ha sido la agenda de seguridad de este período. He discutido mucho la prioridad que se le ha dado a la seguridad cuando Uruguay tiene que discutir sobre otros temas como los del desarrollo, etc.
Cuando nosotros discutimos eso mi aliado siempre fue Rafael Michellini.  El Partido Socialista, con el tema de la cuestión penal y las estrategias de convivencia, la internación compulsiva, también fue un aliado, y no fueron aliados mis propios compañeros del MPP. Hay mucha transversalidad
Entonces, la agenda de derechos -sea o no sea revolucionaria-, contrasta lo que yo llamaría las posiciones más conservadoras dentro de la izquierda.

¿Hay una izquierda más conservadora?
 Por ejemplo, cuando Huidobro dice que la lucha de clases es lo más importante, creo que no termina de entender bien que Clara Zetkin y Rosa Luxemburgo caminaban del brazo.
Que el feminismo y la revolución bolchevique fueron cosas que surgieron juntas. El conservadurismo de izquierda no termina de entender que todas las luchas por la igualdad van juntas. Tenés que dar la lucha contra la homofobia, contra la discriminación, contra la desigualdad de género, contra la desigualdad estructural. Si no metés todo eso en un paquete, no terminás de entender qué somos y qué hacemos en este planeta como personas de izquierda.
Creo que hay una izquierda más conservadora, a la que le cuesta asimilar esas cosas, y hay una izquierda más moderna. El gran problema de esa izquierda más moderna -y de algunos partidos dentro del Frente Amplio han experimentado eso- es que en su actualización ideológica al respecto de esta agenda de derechos ha entrado su actualización ideológica respecto al capitalismo; entonces, ahí se ha producido una especie de rara deriva. A mí me acusan de sesentista…

¿No lo sos?
Soy lo menos sesentista que hay, soy hija de la izquierda moderna, de la izquierda republicana, me gustan las elecciones, me gusta la competencia electoral. Nada de partido único, programa único, más bien soy de otra biblioteca. Se me acusa de sesentista porque de alguna manera estoy identificada con esta idea de la intervención del Estado, de lo público. La Ley de Responsabilidad Penal Empresarial, hacerla más dura o hacerla más blanda son discusiones que han atravesado al Frente Amplio; o la posición respecto a la Institución Nacional de Derechos Humanos (INDH). Respaldo plenamente no lo que la INDH diga sobre el SIRPA sino toda la actuación de la INDH que tiene que ser autónoma, independiente, que tiene que observar al gobierno. Si nosotros como izquierda no nos damos cuenta que necesitamos instituciones autónomas que observen al gobierno, está complicado. Otro ejemplo, la discusión sobre la Ley de Medios, que esté bajo la órbita  de la URSEC o de un Consejo autónomo… no, yo quiero que esté bajo la órbita de un Consejo autónomo. Todo esto también es un tema dentro de la izquierda. Pienso que hay dos tradiciones dentro de la izquierda. Una, más republicana, institucional, liberal, y una izquierda más populista. Esas discusiones están dentro de la izquierda y no hay que tener miedo de darlas. Cuando lo del habeas data tuvimos una discusión sobre eso y terminamos ganando por un voto de diferencia. Del lado de acá, estaban Daniel Martínez, Couriel, yo… eran unos cruces transversales dentro de los partidos.

Eso se puede ver reflejado ahora en junio.
Sé que las preferencias a mi candidatura también cortan transversalmente pero los partidos han aplicado su disciplina.

¿El tema es después, cómo se presenta eso en una alternativa?
El efecto Mélenchon (él tuvo una cantidad de votos, pero cuando tuvo que consolidar una bancada parlamentaria, le costó enormemente), creo que la diferencia es enorme entre la votación que tuvo y la de la bancada parlamentaria posterior.

¿Existe un espacio para esta alternativa fuera del Frente?
Afuera no veo viabilidad de nada. El Frente sigue siendo la única organización política capaz de disputar poder por izquierda dentro de este país, punto. Por ejemplo, no tengo ninguna duda del papel que juega el modelo K como único proyecto progresista en la historia argentina reciente. Te puede gustar o no su proyecto político. Otra, detesto las declaraciones y las locuras que ha hecho nuestro amigo Correa en relación a la despenalización del aborto pero no tengo duda sobre que ese es el proyecto transformador que tiene el progresismo en Ecuador. Lo mismo con Morales en Bolivia, o el PT en Brasil, con todos los problemas que tiene. El PT sigue siendo el único proyecto capaz de disputar poder por izquierda en la política brasilera, y el Frente Amplio lo es en Uruguay; entonces, cuando me preguntan sobre Venezuela, no tengo dudas sobre cuál debería ser la ubicación de una fuerza de izquierda, cuáles son sus aliados continentales en América Latina.

Esto se da de bruces con la definición que hiciste recién: izquierda republicana, institucional versus nacional populista.
No se da de bruces, son dos vertientes.

Los modelos de América Latina están más cerca de lo popular nacionalista, el modelo K.
No Chile, no Brasil.

Pero Venezuela, Evo, Cristina.
Creo que lo nacional popular pesa, esas tradiciones pesan en Argentina. Posiblemente, pesen en Ecuador. Creo que lo de Bolivia es distinto porque tienen toda la vertiente indigenista, que para nosotros es incomprensible. Cuando les hablás del giro a la izquierda, ellos te dicen que se están descolonizando, porque la izquierda fue blanca y colonizadora. América Latina ha tenido una capacidad fermental de levantar proyectos de izquierda tan distintos.
América Latina es el continente más progresista del mundo por la tasa de gobiernos de izquierda, también es el continente con más poder femenino del mundo porque la cifra de mandatarias es importante.

El feminismo tiene todas sus connotaciones. No cualquier mujer…
Una cosa es que se hable de mujeres con conciencia de género, etc. pero también lo nacional popular tuvo vertientes de derecha y de izquierda.

América Latina siempre fue generadora en los sesenta, la teoría de la dependencia, todos los intelectuales que hubo.
Fuimos generadores de cosas maravillosas, la teoría de la dependencia la inventó América Latina, el populismo lo inventaron los brasileros pero después estuvimos tan chatos con aquello del pensamiento único.

En 2005 cien mil votamos en blanco, hoy te pueden votar los que no bancan a Tabaré. ¿Cómo canalizás el descontento frentista de las elecciones internas para adelante?
Lo primero es disputar el poder dentro del Frente Amplio.
El Frente todavía sigue siendo “el” partido de la izquierda para la inmensa mayoría de la gente. El Frente Amplio sigue siendo el referente simbólico, indiscutido, afectivo, político, de la izquierda uruguaya; así que es una construcción demasiado importante como para perderla y creo que hay que disputar poder dentro del Frente Amplio.

¿Es transformable desde adentro?
Creo que sí, y a veces creo que no. Pero si no creyera que sí, no estaría peleando en las condiciones en las que estoy peleando. Creo que hay mucha gente que piensa como yo, que no tienen poder en la dirigencia pero tienen mucho poder en las bases. Si no, yo, una recién llegada, no hubiera tenido un 25% de votos en el Congreso. Eso existió antes de mí y yo simplemente lo vehiculicé. No era amor a mí, tampoco era tanto anti Tabaré sino que expresaban una discusión programática, una posición sobre la economía, sobre la sociedad, etc. No es poca gente la que piensa así dentro del Frente. Hay una separación bases-dirigencia que se empieza a producir después de que se llega al gobierno y ahora es bastante profunda. Para que eso dispute poder dentro del Frente, tenés que transformarlo en política.
Con el enojo y el voto en blanco, no vamos a ningún lado.
Me parece muy bien que la gente se enoje y quiera dar una señal,-el voto en blanco-; todavía no sé bien qué fue lo que el Frente Amplio terminó de entender de todo esto. El Frente Tuvo un primer diagnóstico con ese voto en blanco, pero no solo eso; el Frente no crece.


El Frente, a nivel juvenil, está perdiendo apoyo. Tenía el 60% de las nuevas generaciones y ahora es el 50%.
Lo único que se necesita para que los jóvenes participen es abrirles la puerta. Estoy llena de jóvenes. Aunque mandan mucho más de lo que yo quisiera porque ¡agarráte Catalina, mirá que los talibanes también eran jóvenes! Los jóvenes no son el músculo político, son también el cerebro político, pero si les das un lugar, los jóvenes trabajan en política como locos y trabajan bien. Buena parte de los movimientos que vimos, de voto rosado, de no a la baja, son jóvenes. Espero que los jóvenes no adquieran las malas mañas de la organización política. Eso me preocupa sobre todo viendo el movimiento estudiantil universitario.
Nosotros no podemos traspasarles cinismo político a gurises que tienen veinte años. Eso es un pecado mortal.
Los jóvenes no participan en política porque no los dejan. Vos los dejás y entran y son fatales porque disputan mucho poder con los viejos. Lo que veo en mi incipiente organización política es que hay dos conflictos grandes. Cuesta que las mujeres trabajen con los hombres, producto del rezago de décadas.

¿De ambos lados?
A las mujeres, después que se empoderan, les cuesta aceptar órdenes de los hombres y los jóvenes con los más viejos. Además, tengo las dos puntas: muy veteranos y jóvenes de veinte o treinta. Me faltan las generaciones intermedias.

Están todos en la estructura.
Claro. Tenemos intelectuales. Tampoco hemos conquistado a las generaciones intermedias para que disputen poder con Tabaré.
¿Qué hay que hacer en el Frente? La estructura es muy difícil de cambiar, ¿no se precisa ahí una implosión?
La estructura está compuesta de dos cosas, la primera es el poder de los votos y por eso es importante competir en las elecciones, y da mucho laburo. Es mucho, mucho laburo.
Yo bromeaba el otro día, cuando terminamos las presentaciones -estábamos todos muertos después de días y días sin dormir, Carlos Viera yendo como loco hasta Artigas a último momento a presentar las listas en un cd cuando cerraba la Corte Electoral-, y les decía: ¿Vieron? Es más fácil asaltar el Palacio de Invierno que presentarse a una elección. (Risas)
Para cambiar el Frente, tenés que disputar poder electoral. Eso es muy importante, no podés quedarte en un grupo testimonial que patea del lado de afuera porque no llegás a nada.
Aprendí que es impresionante la relación política-dinero en este país, nunca hubiera imaginado que fuera así hasta que la vi con mis propios ojos. Hay campañas de un millón y medio de dólares, yo hice campaña con cincuenta mil dólares, treinta mil que me prestó el Frente y veinte mil que juntamos nosotros.

El tema de los medios es muy complicado.
La invisibilización que hacen los medios de los grupos menores, la manera en que me han radicalizado a mí políticamente. Me preguntaron si viajaría a Estados Unidos, ¡no lo podía creer! Yo fui invitada por el Departamento de Estado para viajar a Estados Unidos cuando asumió Obama.

¿Cuál es el meta mensaje?
Es que no podés decir cosas de izquierda, cosas profundas sin estar fuera del sistema. Es una cosa perversa que se va construyendo políticamente de muchas maneras, con muchos voceros y los medios de izquierda que existen en Uruguay no terminan de construir agenda nunca. La agenda pública la construyen los otros medios y entiendo que todos los medios de comunicación tengan sus posiciones tomadas, pero la dinámica del Uruguay es pensar que son neutros y que informan. Las personas creen lo que los medios de comunicación les dicen qué es lo que pasa en la política. Una de mis aspiraciones es tener una escuela de formación política dentro del Frente Amplio, porque cuando no tenés formación política, la gente piensa lo que le dice la prensa.

El gobierno del Frente Amplio: ¿desacumuló, desmovilizó o creó conciencia política?
Una cosa es evidente: los gobiernos, no han fortalecido al partido. Cada vez vota menos gente en el partido, los cuadros del partido se han ido al gobierno, etc.
Ahora, tuvimos una especie de fortalecimiento del partido por virtud de las elecciones internas pero no necesariamente la llegada de los partidos al gobierno los fortalece, puede anularlos como partido.
El PT sufrió horrible cuando llegó al gobierno.
Ahora, por peor que sea un gobierno de izquierda, por tibio que sea, las condiciones institucionales, legales y políticas que el gobierno de izquierda genera para la acumulación de poder popular, son impresionantes comparadas con los gobiernos conservadores.
Vos tenías un movimiento sindical languideciendo,  hoy se triplicó porque existen los Consejos de Salarios.
Todo eso a lo que le llamamos la agenda de derechos genera condiciones para la acumulación de poder.
Eso ha pasado en toda América Latina. El gobierno crea las condiciones para que el movimiento popular se organice en condiciones que ningún gobierno conservador permite.

Otra opinión que se escucha con frecuencia es que la derrota del Frente le puede servir para girar a la izquierda.
Aquellos lugares donde el Frente Amplio perdió -que fueron las intendencias de Paysandú, Salto, Treinta y Tres y Florida-, más bien fue súper negativo haber perdido para el Frente. Hubo mucha cobranza recíproca.
No necesariamente una derrota te hace aprender de tus errores. Entonces tomando la evidencia empírica que tenemos, si miro lo qué pasó con la derrota del Frente Amplio no diría precisamente eso.
Por otro lado, tenés partidos tradicionales que se van derechizando y cuando pensás que en el próximo período de gobierno, el Frente puede no estar, te preguntás: ¿qué hacemos con la legalización del cannabis, qué pasa con la despenalización del aborto, qué pasa con los Consejos de Salarios? Vas a generar una desacumulación impresionante. En este país todavía la política expresa la estructura de clases.
Para el movimiento popular es un golpazo que el Frente no gane. Por supuesto, que un Frente Amplio más derechizado también desacumula.
No hay nada peor que ver claudicaciones en lo que uno considera el partido protagonista histórico.
Yo con lo de las Fuerzas Armadas, me quiero morir porque si el Frente Amplio desacumula  de la tradición Licandro, defendiendo a las Fuerzas Armadas en sus demandas corporativas, ¡Socorro!


¿Por qué hay que votar a Constanza?
Primero hay que votar al Frente Amplio porque hay que…

¿Las internas no importan?
Las internas importan y mucho. La primera lucha por la constelación ideológica dentro del Frente Amplio es ahora, el primero de junio. Porque le tenés que dar un espacio a la renovación. Nosotros, con todas nuestras dificultades, representamos algo de lo nuevo que viene al Frente Amplio y algo de lo viejo porque tenemos a Galeano, a Couriel, a Notaro, a Margarita Percovich.

Es el geriátrico de Constanza.
También tengo jóvenes. Si querés abrir espacios nuevos dentro del Frente Amplio, si querés votar mujeres, si querés votar jóvenes, si querés un Frente Amplio nuevo y distinto, votame a mí.

Si eligieras al vice, ¿a quién elegís?
No sé. Sospecho que el vice es el resultado de una negociación dentro del Frente Amplio. Es decir, Tabaré pudo elegir su vice, ya no podrá.

Le puso como condición que quiere a cuatro o cinco y él elige.
Sí, y me parece que el Frente Amplio va a decidir negociando. También las cartas están para verse en junio.

Había expectativa de que volvía Tabaré y era Alejandro Magno.
No quiero decir: “Yo lo dije”.

Se jugaron todos los boletos a Leguisamo y resulta que Leguisamo está medio en silla de ruedas.
Tabaré hará lo que podrá, el tema es el Frente Amplio. Con qué cabeza juega el partido que tiene que jugar. Lamentablemente, en la izquierda (no así en la derecha), el que no avanza, retrocede. Entonces, después de un período tan abierto, tan transgresor como el que tuvimos con Mujica, volver a Tabaré es bravo, tenemos que seguir para adelante. Creo que el Frente Amplio tiene miedo de perder y la jugada del miedo siempre es una jugada conservadora. El miedo es el más conservador de nuestros sentimientos.

¿También hay miedo a perder parcelas de poder?
Si tenés un partido que se va burocratizando, y los partidos cuando llegan al gobierno se transforman en una burocracia política -eso ya está súper estudiado-, las burocracias son súper conservadoras. Por eso se necesita renovar, se necesita militancia, se necesita gente como yo, que hice lo que hice, pero tendrán que venir otros que hagan otras cosas porque precisás acumulación de fuerzas del lado de los desafiantes, no del lado de la burocracia más instalada. También es impresionante lo mucho que empuja el alto empresariado y los grandes medios de comunicación (los partidos de la oposición también), a la estrategia conservadora de volver para atrás. Pienso que con ese empresariado, con esos medios de comunicación, etc. estás en el gobierno y el miedo a salirte de una ecuación política de sostenibilidad democrática termina favoreciendo actitudes conservadoras. Los otros juegan, y mucho.

La Ley de Medios no cambia mucho lo que es ese status quo de los medios.
Algo cambia porque si no, no habría una resistencia de los medios como hay a la Ley.

¿Sos Constanza con K?
Eso lo dijo un edil de Asamblea Uruguay y después me pidió perdón.














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