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viernes, 4 de julio de 2014

El desencanto frenteamplista cambió escenario para octubre


Nueva interna puede complicar a Vázquez, dicen los analistas


A la elección interna del pasado domingo 1º de junio fue a votar menos gente que nunca. La participación de los uruguayos en esos comicios voluntarios, en los que se eligen candidatos a presidente, además de las convenciones departamentales y nacionales, dejó  varias señales claras de cara a la carrera principal de octubre. Docentes e investigadores de ciencia política que participaron el miércoles de un desayuno en la Cámara de Comercio Española, en Ciudad Vieja, entienden que el escenario para las elecciones nacionales cambió. Lo que al principio parecía un camino sin demasiados obstáculos para el Frente Amplio, ahora se presenta como una incógnita. Ello se genera, principalmente, por una señal de “desencanto” dada por los votantes de la coalición de izquierdas. Según dijeron en ese evento los analistas Adolfo Garcé y Daniel Chasquetti, más de 100.000 votantes identificados con el Frente Amplio eligieron no ir a votar en la interna.
Para llegar a esa conclusión, Chasquetti calculó que el crecimiento de votos del partido de gobierno de la interna a octubre tuvo, en las últimas dos elecciones, un crecimiento de dos veces y media. Por lo tanto si se aplica esa tasa de crecimiento al número de votos que recibió el FA en junio, resultaría que en octubre recibiría 33% del total de sufragios. Ese resultado es “absurdo”, comentó el docente, ya que ninguna encuesta de opinión pública en los últimos 50 meses ubicó a la coalición de izquierdas por debajo de 40%.
A juicio de Chasquetti, entonces, la votación de junio fue “anómala”, y por ello se debería “aceptar” que “efectivamente faltaron votantes” del Frente Amplio.
Minutos antes en la charla, dirigida a empresarios españoles radicados en Montevideo, Garcé había dicho que “muchísimos” frenteamplistas habían decidido el 1º de junio “quedarse en sus casas”. “¿No tendríamos que preguntarnos si no hay fastidio o desilusión?”, preguntó el experto. “Hay razones para pensar que hay frenteamplistas desencantados”, agregó Garcé. A esta altura, dijo, existen razones teóricas y prácticas para realizar esa afirmación. Estimó en 140.000 los votantes que se identifican con la coalición de izquierdas y decidieron no votar en la interna. “Son personas que sintieron que el FA prometió pero no cambió. Son los que soñaron con otra cosa y ahora dicen: ‘¿otra vez Tabaré Vázquez?’”.
Un frente disperso
La presentación de Chasquetti en la Cámara Española de Comercio estuvo dirigida exclusivamente a la votación del Frente Amplio en la interna de junio. Los datos le permitieron también concluir que la correlación de fuerzas internas del oficialismo cambiará con respecto a su foto actual. De las últimas tres elecciones internas había surgido que entre el Movimiento de Participación Popular (MPP), el Partido Socialista (PS) y los grupos que hoy conforman el Frente Líber Seregni (FLS) reunían entre 60% y 77%. Sin embargo en las primarias de este año esos tres grupos consigueron, sumados, 42% de los votos del oficialismo. “La contracara de esto es el surgimiento de dos nuevas corrientes lideradas por Raúl Sendic y Constanza Moreira”, remarcó el analista. Chasquetti también estimó que Sendic le quitó votos al MPP y también al FLS, aunque para el caso del astorismo, Asamblea Uruguay mantuvo una buena votación, y el descenso de la coalición de explicó por un fracaso de los socios.
Para estimar qué escenario puede surgir de octubre, Chasquetti analizó la evidencia de las últimas dos elecciones, donde el desempeño de estos grupos de junio a octubre cambia muy poco, entre uno y cinco puntos porcentuales. La única excepción fue del FLS, que creció 9% de la interna a las nacionales en 2004.
De la interna del FA en los comicios de junio de 2014 surge: FLS 19%, MPP 12% y PS 11%. “Si esto se repite tendremos una pérdida de influencia de los tres grandes grupos a manos de nuevos actores”, dijo Chasquetti, en alusión a los grupos de Sendic y Moreira. Ello significa que, en caso de acceder al gobierno nuevamente, Tabaré Vázquez tendrá dificultades para lograr gobernabilidad, ya sea con o sin mayoría parlamentaria.
Al ser cinco los bloques del FA, aumenta el número de actores con poder de veto en la izquierda, por lo que necesita negociar con más gente, dijo el analista. La tasa de renovación del Parlamento aumentaría “drásticamente”, y los grupos hasta ahora mayoritarios del FA perderían influencia. Son los sectores de donde surgieron y adonde responden la mayoría de los gobernantes de la última década. Es decir, lo que hoy dominan tres en el FA, en un tercer gobierno de izquierda se debería repartir entre cinco.
Garcé, en tanto, aseguró que como no sucedía hace tiempo, la campaña electoral en marcha será “decisiva”. Para argumentarlo, repasó los escenarios de 1999, 2004 y 2009, y los comparó con la actualidad. “Este nuevo escenario muestra desgaste, cansancio y desilusión de los frenteamplistas”, dijo.

Alarmas y evidencias sobre castigo a la política

Adolfo Garcé se explayó en el desayuno sobre su teoría del desencanto de los uruguayos hacia la democracia y la participación en política. Dijo que la baja participación en la interna debe encender una “alarma”, porque Uruguay “no es una isla” y perfectamente se pueden replicar en el país algunas de las crisis que viven países vecinos.
Rosario Queirolo, la tercera participante del desayuno, intentó rebatir la premisa de Garcé. Para ello presentó resultados de encuestas y sus conclusiones. En primer lugar comparó la participación en las elecciones de países de Latinoamérica con Uruguay. Los números muestran que, siendo obligatorias o no, 37% (la asistencia del 1º de junio) resulta un nivel de participación aceptable para una elección. Luego mostró una encuesta propia de 2009, dirigida a quienes no fueron a votar en la interna de junio de ese año. De los consultados, 36% dijo que no había ido a votar porque la elección no era obligatoria; 19% porque no tenía interés en la política; y el resto por excusas como trabajo, distancia con el lugar de votación o previsibilidad de los resultados en los comicios.  A ello le sumó sondeos internacionales donde 60% de los uruguayos dicen tener identificación partidaria, u otros con buena evaluación de la democracia. La analista concluyó que no existe evidencia para afirmar que haya en la baja votación de junio un castigo al sistema político o la democracia. Garcé dijo que los datos de Queirolo son ciertos, pero discrepó con la conclusión.

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