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sábado, 12 de julio de 2014

Los blancos en los comicios por Leopoldo Amondarain





Culminado el mundial para nosotros comienza una etapa activa de cosas más trascendentes como es el preámbulo de los comicios nacionales. Es sabida mi condición de blanco, razón por la cual comienzo por mi Partido. Se ha logrado un importante acuerdo de concordia partidaria con los matices razonables que todos los partidos del mundo tienen. Pero lo más gravitante es marcar las diferencias con los contrarios. En los últimos 10 años se ha querido transformar el país tratando de darlo vuelta en todos sus principios y perfiles que nos habían caracterizado. En grandes concepciones empecemos por la política internacional, aquello de “yanquis go home” que tanto caracterizó a la izquierda vernácula y el odio que se cultivó contra la U.S.A., por supuesto ayudada por su política imperialista con la cual nosotros también discrepamos, lo primero que hizo el Frente Amplio fue concurrir mano tendida al FMI, recuérdese la famosa foto en la entrada de sus jardines de Tabaré, Astori y el intendente Arana, sonrientes y felices a solicitar ayuda económica y política de “tan piadoso” organismo e imperio. No terminó allí donde fuera su comienzo, ningún nacionalista americano puede olvidar que al muy poco tiempo, la aceptación y envío de tropas del ejército oriental artiguista, por primera vez a la patria hermana de Haití. Una grosera y brutal intervención y violación de la soberanía de una inerme patria hermana. Se volvía a borrar con el codo lo que había escrito la mano durante tantos años. Tampoco olvidar los famosos bombardeos e invasiones criminales de la guerra del Golfo, ayudando a querer quitarles el petróleo a los árabes en beneficio del poder imperial yanqui, inglés, judío, francés, etc. Las intervenciones a Palestina, Irak y Afgania, eran una negación total y absoluta de las patrias débiles, nunca más el Frente podía seguir hablando en contra de los imperios, nos transformaron en vulgares alcahuetes de los poderosos y abusadores de los débiles. El único en el Uruguay que votó en contra de la intervención yanqui, judía e inglesa y demás imperiales, fue el Partido Blanco fiel a las concepciones de Oribe, su canciller Villademoros, Juan José de Herrera y Atanasio Aguirre, que quemaron en la plaza pública los infames tratados con Brasil. Todos los demás, encabezados por el Frente, apoyaron o se excusaron de votar en contra. En materia interna nunca se llegó a límites de tanta inseguridad como los actuales. La familia oriental, la gente seria, teme mandar sus hijos a la universidad y a los liceos, lo mismo que salir en horas nocturnas por las calles de Montevideo a riesgo de la propia vida. Crímenes, robos, violaciones y asaltos, la mayoría de los cuales todavía están sin resolverse. Hablan de los aspectos económicos logrados. No obstante, los vientos favorables que a nivel mundial soplaron inéditamente para la economía uruguaya, con sus productos, somos junto con Venezuela el país más caro y asolado por la angustia económica del pueblo necesitado. Memorícese la gestión brillante del ministro de economía Eduardo Azzini con sus reformas cambiaria y monetaria que fueran la base de la próspera economía uruguaya de la época y subsiguientes. Muy cierto que de aquellas épocas a las actuales han pasado 50 años, pero también es cierto que las comparaciones cuando son tan groseras sirven y son válidas. Los casinos son los mismos y la única vez que dieron pérdida (U$S15:000.000) en nuestro país y en el mundo fue en el gobierno frenteamplista. En su afán de transformaciones ajenas a nuestro sentir nacional, es imposible dejar de lado la legalización del repugnante crimen del aborto. Se atentó contra la vida misma del ser humano, del más desvalido, del más inocente. Se argumenta con respecto a sanciones de la minoridad o de delitos comunes en gente que ya tiene años de existencia y responsabilidades. Y se sacrifica desalmadamente la vida de otro ser humano inerme que ni quejarse, ni defenderse puede por estar en el vientre de su madre. Agréguese además el permanente ataque a la familia oriental subestimando o degradando el matrimonio ortodoxo, hombre y mujer, emparejándolo con uniones homosexuales. Macho con macho y hembra con hembra. Uniones sin reproducción de la especie como Dios manda. Estos grandes pincelazos, sin perjuicio de otros, redondean viejas y tradicionales ideas defendidas por el Partido Blanco. Fuimos nosotros y solamente nosotros los únicos que hemos compartido estos perfiles que construyeron la Patria. Es obvio que se quiere otra distinta: más materialista, sin duda más fría y descarnada de todo sentimiento espiritual. Cuando se ponga la balota en la urna, los que hemos defendido esos viejos principios artiguistas que van desde soberanía nacional hasta la defensa de la vida misma, como condenar el aborto, pondremos la cabeza en la almohada con la conciencia tranquila de haber entendido el humanismo cristiano como se debe. No deseamos cambios revolucionarios importados del exterior, solo pretendemos la hermandad de la Patria Oriental en concepciones artiguistas y nacionales.


Leopoldo Amondarain
C.I. 950.556-0
Tel: 099 626 573


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